LLEVA ACTIVA DESDE EL PASADO MES DE DICIEMBRE
En el tiempo en el que una persona lee esta crónica, siete mujeres habrán sufrido en Brasil algún tipo de violencia física, un flagelo que la aplicación Femitaxi aspira a mitigar con un servicio de transporte exclusivo para el público femenino.
Femitaxi, que se hizo realidad en diciembre de 2016, nació a partir de los comentarios de "varias amigas que señalaron que algunos taxistas tenían un comportamiento inadecuado, no muy profesional", relata su fundador, Charles-Henry Calfat.
Miradas constantes por el espejo e incluso insistencia para pedirles el número de teléfono al terminar la carrera fueron algunos de los factores que desencadenaron la creación de la aplicación, que por el momento solo funciona en las ciudades brasileñas de Sao Paulo y Belo Horizonte. "Había muchas historias en los medios de asedios en transporte público", cuenta Calfat.
Fue a partir de ese problema cuando decidió poner en marcha Femitaxi, donde "taxistas mujeres son conectadas por la aplicación con clientas". Rafaela Vanin, de 24 años, es estudiante de administración de empresas y usa la aplicación unas tres veces por semana. "Realmente nos sentimos mucho más seguras andando con una mujer y mucho más confortables", expresa durante el trayecto de uno de los servicios por el centro de Sao Paulo, la mayor ciudad de Brasil.
Esta joven recuerda que en el pasado algunas malas experiencias le hicieron tener "miedo" a la hora de coger un taxi, hasta el punto de que prácticamente "lo evitaba". "A veces te miran con deseo o no conversan y entonces una se queda un poco más tensa todavía", añade.
Una de cada tres mujeres de la capital paulista reconoce haber sufrido algún tipo de acoso mientras viajaba en transporte público, según un sondeo elaborado a finales de 2015 por la firma Datafolha para el diario Folha de Sao Paulo.
A nivel más general, un informe publicado en 2016 por la organización internacional ActionAid señaló que el 86 % de las mujeres brasileñas experimentó algún tipo de acoso en lugares públicos. "Brasil es machista", asevera con rotundidad la taxista Priscila Galante, una de las 250 conectadas en Femitaxi, quien asegura que el servicio no sólo da seguridad para la cliente, sino también a las conductoras.
"Existe una cuestión de que la aplicación es de mujer para mujer. Entonces pensamos en esa sonoridad. Nos apoyamos entre nosotras mientras el machismo reine", añade. Desde su punto de vista, segregar al hombre de la mujer en la vida diaria "no es lo ideal", pero al mismo tiempo piensa que es una solución temporal hasta que "consigan el mismo espacio con los mismos derechos" que ellos.