Terremoto Turquía
La falta de saneamiento, la rotura de tuberías, los escombros... advierten del riesgo de epidemias en las zonas afectadas de Turquía y Siria.
El trágico terremoto de Turquía ha dejado miles de fallecidos en el país. También en Siria. Los expertos alertan ahora de posibles epidemias en las zonas afectadas por el seísmo.
Las más de 4.000 réplicas que se están produciendo tras el principal temblor están provocando la caída de edificios destruidos, la rotura de tuberías y cortes de electricidad. "Y por eso hay riesgo de que se propaguen epidemias como de cólera o disanteria entre la población que todavía está en la zona del desastre", cuenta Pilar Cebrián desde Ankara (Turquía).
La suciedad, además de la falta de saneamientos, además de la cantidad de cadáveres, podría desencadenar -si no se actúa con urgencia- una crisis sanitaria.
Los rescatistas y equipos de emergencias llevan once días trabajando sin parar. Duermen poco. Tratan de remover todos los escombros para encontrar supervivientes. "No hay alegría más grande que escuchar la voz de un superviviente, es algo que no se puede explicar", afirma uno de los rescatistas.
Pero cada vez sacan más cuerpos inertes. Los rescates con vida ya no son tan frecuentes. La Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias dependiente del Ministerio del Interior turco detalla que han muerto 36.187 personas.
Mientras, los familiares haciendo guardia a pocos metros. Viven con la esperanza de un milagro o simplemente para poder despedir a los suyos. "He perdido a ocho familiares, pero al menos conseguimos salvar a mi sobrino", narraba un hombre.
Siria también se ha visto afectada por el temblor. "Estamos preocupados por el problema sanitario, sobre todo en Alepo. Allí antes ya sufrían una epidemia de cólera", asegura Jagan Chapagain, de Cruz Roja y Media Luna Roja. Una situación que puede empeorar por la rotura de una presa tras el terremoto que provocó estas inundaciones que aún afectan al noroeste de Siria.
El último rescate 'milagro' que se ha conocido es el de una adolescente de 17 años que ha pasado casi 250 horas sepultada en la provincia turca de Kahramanmaras.