Europa del Este
Ucrania ha desplegado a un contingente militar en la ciudad de Chernóbil, ante el temor de que Rusia lance un ataque por esta zona, deshabitada desde el accidente nuclear de 1986.
El silencio lleva asolando Chernóbil y sus alrededores durante casi 36 años. Hasta ahora, cuando el ruido de la guerra se hace de notar en una zona altamente contaminada por la radiación desde el accidente de la central nuclear del 26 de abril de 1986, el cual provocó una catástrofe humanitaria sin precedentes en el mundo.
En plena escalada de tensión bélica entre Rusia y Ucrania, la zona de Chernóbil adquiere una relevante importancia, puesto que podría tratarse de uno de los posibles lugares por los cuales ataque Vladimir Putin si finalmente continúa su intención de hostigar a Ucrania hasta llegar a la guerra, que sería la primera en Europa desde el conflicto de Yugoslavia.
Se trata de una zona estratégica, puesto que, al estar deshabitada por los altos índices de radiación, un ataque sorpresa por allí podría pillar desprevenidos a los ucranianos. Por ello, el presidente Volodimir Zelenski ya ha desplegado a varios militares para que se empiecen a realizar maniobras en la ciudad fantasma de Chernóbil, tratando de prevenir cómo deben actuar ante una ofensiva rusa.
Chernóbil será inhabitable durante los próximos 250 siglos
La ciudad de Chernóbil lleva deshabitada desde finales de abril de 1986, cuando la central nuclear vio explotar uno de sus reactores por culpa de fallos de seguridad que no habían sido arreglados, ni de los que había informado la cúpula directiva de la propia central, a pesar de tener constancia de que dichos reactores, los RBMK, estaban mal diseñados.
Pese a que la despoblación surgió hace casi 36 años, no fue hasta diciembre del año 2000 cuando se apagaron los últimos reactores de la central, que daban soporte eléctrico a gran parte de Ucrania, y anteriormente a la Unión Soviética. A día de hoy, casi nadie puede entrar en dicha zona, solo personas con autorización, o turistas que acudan siguiendo unas reglas básicas.
La zona contaminada, conocida como el Área de Exclusión, abarca una superficie de 2.600 kilómetros cuadrados que no estará limpia por completo hasta dentro de 25.000 años, cuando los elementos radiactivos hayan agotado su vida útil. Hasta entonces, no podrán vivir allí personas sin estar expuestas a morir por la radiación. Sí lo hacen algunos animales, que se adentran en una zona muy peligrosa sin ser conscientes de que ello les puede costar la vida.