ERA EL MAYOR DONANTE
El Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que ha decidido cortar todos los fondos que concede a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), lo que impactará en los servicios que provee a millones de personas.
"Estados Unidos ya no dedicará más fondos para esta operación irremediablemente defectuosa", afirmó en un comunicado la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Nauert explicó que el Gobierno "ha examinado detenidamente el tema y ha determinado que Estados Unidos no hará contribuciones adicionales al UNRWA", aunque aseguró que está "profundamente preocupado" por el impacto que tendrá sobre "los palestinos inocentes, especialmente los estudiantes".
Estados Unidos era el mayor donante de la UNRWA, cuya financiación procede casi en exclusiva de contribuciones voluntarias de los Estados miembros de Naciones Unidas. El Gobierno del presidente de EEUU, Donald Trump, había cuestionado el sistema de financiación de la UNRWA al considerar que Washington asumía un "peso desproporcionado" y, al no haber visto cambios "suficientes" en su funcionamiento, decidió cancelar sus aportaciones, detalló Nauert.
En ese sentido, la portavoz aseguró que Estados Unidos dejará de ayudar a la UNRWA debido al "fracaso" de la agencia, sus miembros y sus donantes internacionales para reformarla.
El pasado enero, Estados Unidos ya recortó buena parte de sus aportaciones financieras a la UNRWA, por lo que este año solo entregó 65 millones de dólares en lugar de los más de 360 millones previstos, lo que ha supuesto graves problemas económicos a la agencia para mantener sus servicios.
La decisión anunciada implica que esos 65 millones son la última donación del Gobierno de Trump a la UNRWA. Estados Unidos ha aportado tradicionalmente alrededor de un tercio del presupuesto de la UNRWA, que ascendió en 2017 a unos 1.100 millones de dólares, una cifra que contrasta con los casi 4.000 dólares en ayuda militar anual que Washington proporciona a Israel.
La relación entre el Ejecutivo de Trump y las autoridades palestinas se ha deteriorado desde que el mandatario estadounidense reconoció el pasado diciembre como capital israelí a Jerusalén, reclamada por Palestina como sede administrativa y religiosa de su futuro Estado.