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El estado de Utah (EEUU) prohíbe las redes sociales para los menores de edad: "Diseñan sus aplicaciones para que sean adictivas"

En el estado de Utah (EEUU) los menores de edad no podrán crear cuentas en redes sociales sin el consentimiento previo de sus padres o tutores legales.

La idea ha partido del gobernador republicano, Spencer Cox, que, a través de dos leyes, ha regulado el acceso de los menores de edad a las redes sociales e introducido restricciones a su uso.

Uno de los puntos más aplaudidos es la creación de un horario digital que no permite a los usuarios acceder a sus cuentas entre las diez y media de la noche y las seis y media de la mañana. Una ventana que, según aseguran, permite la desconexión de los más vulnerables y es compatible con el descanso nocturno.

Los promotores de la legislación aseguran que la motivación es preservar la salud mental de los niños, que puede verse afectada negativamente por la mala influencia de las redes sociales.

Utah ha sido el primero, pero no va a ser el último. Muchos más estados preparan leyes similares para regular el acceso y el uso de las redes sociales por parte de los menores de edad. El consentimiento paterno explícito será necesario en la mayoría de ellos.

Problemas de salud mental

"Las empresas de redes sociales saben que sus productos son tóxicos"

En un mensaje el gobernador de Utah Spencer Cox asegura que “las tasas de depresión y otros problemas de salud mental entre los jóvenes van en aumento, y las empresas de redes sociales saben que sus productos son tóxicos. Que han diseñado sus aplicaciones para que sean adictivas” El líder republicano termina su alocución asegurando que “como líderes y padres, tenemos la responsabilidad de proteger a nuestros jóvenes”.

En el otro lado de la red están los que se ganan la vida como creadores de contenidos, los jóvenes que son capaces de monetizar sus vídeos, que son consumidos, a su vez, por otros jóvenes. Ven ahora como su fuente de ingresos depende de una autorización paterna que puede que no llegue, la de los suyos y la de sus consumidores. Aunque tras una corta reflexión no parece muy lógico decir que no se da permiso a una fuente de ingresos asentada y recurrente, el mayor miedo es que, sin ese público que puede tener o no permiso para usar las redes, la manguera de dinero que llega a sus cuentas corrientes disminuya o directamente se seque.

Además, otra incertidumbre para los usuarios de redes sociales más jóvenes es la guillotina que pende sobre TikTok. En Estados Unidos se debate estos días su prohibición total por parte de las autoridades: se acusa a la aplicación de ofrecer contenido dañino e infligir angustia emocional a los usuarios jóvenes.

¿Película de espías o guerra comercial?

Además, el Gobierno norteamericano sospecha que la compañía propietaria de la aplicación comparte datos sensibles de los usuarios estadounidenses, que son unos 150 millones, con el Gobierno de china, algo que podría comprometer la seguridad nacional. Algo más que posible porque en China no se mueve nada sin el permiso y el control de sus autoridades.

Otra posibilidad es que esta red social hace sombra a las todopoderosas compañías estadounidenses y se está comiendo una parte mollar del pastel económico que canalizaba un importante flujo de ingresos a EEUU.

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