Guerra Ucrania
El principal problema al que se enfrenta Rusia es la disminución de reservas de armamento soviético que llegará a su punto crítico de agotamiento total para mediados de 2025.
La invasión rusa de Ucrania iniciada el 24 de febrero de 2022, estaba diseñada como una operación relámpago. Sin embargo, ya vamos por el día 877 del conflicto y la ofensiva rusa está cada vez más desmoronada.
La superioridad numérica de las tropas rusas vaticinaba una victoria rápida y absoluta sobre las fuerzas ucranianas. Actualmente, las pérdidas en vidas, artillería y blindados parece prever un cambio radical en el pronóstico de la guerra.
El principal problema al que se enfrenta Rusia, según informaciones proporcionadas por The Economist, no es la fortaleza ucraniana ni la oposición europea o estadunidense, sino la falta de reservas de armamento soviético que les impiden sostener sus operaciones militares.
Uno de los principales ejemplos de la pérdida de impulso que están sufriendo las fuerzas rusas sería la situación en Kharkiv. La ausencia de lo que constituía el sostén principal en el que se fundamentaba la ofensiva, las armas de la época soviética, y el actual vertiginoso ritmo de desgaste, hace que los expertos aseguren que Rusia llegará a su punto crítico de agotamiento total en lo concerniente a su capacidad para renovar sus tanques e IFV, en la segunda mitad de 2025.
Los informes de inteligencia llevan meses avisando que el arsenal de Rusia está disminuyendo, lo que afectará la capacidad de Moscú para continuar avanzando en el este de Ucrania. A pesar de que el país destine un 8% de su PIB al gasto militar y de que cuenten con unos 470.000 soldados en el frente, las pérdidas son inmensas y los recursos finitos.
El Ministerio de Defensa de Ucrania ha compartido las pérdidas en combate del enemigo desde el 24 de febrero de 2022 hasta el 20 de julio de 2024. Estas pérdidas son:
Estas pérdidas son:
El analista del Centro de Estudios de Europa Oriental de Estocolmo, Aleksandr Golts, aseguró que el régimen de Vladimir Putin, presidente de Rusia, no está completamente sepultado gracias a las reservas soviéticas de los años 50 a los 90, época en la que se produjeron ingentes cantidades de equipo militar para cubrir la posibilidad de un despliegue masivo en caso de guerra.
Sin embargo, al fabricarse durante la guerra fría, gran parte de las reservas están anticuadas o incluso obsoletas. Es más, de los 1.530 tanques que anunció en diciembre de 2023 el ex ministro de Defensa, Sergei Shoigu, casi el 85% correspondían a modelos antiguos, principalmente T-72, T-62 e incluso T-55, que comenzaron a fabricarse justo después de la Segunda Guerra Mundial.
Respecto a los tanques de nueva producción, tan solo se han desplegado unos 175 tanques T-90M desde el inicio de la invasión, cifrando el el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) la producción en unos 90 tanques anuales. Esta cifra no cubre ni compensa las pérdidas a las que se enfrentan.
Además, Michael Gjerstad, analista de IISS, remarcó que gran parte de los T-90M no son más que actualizaciones de los T-90 más antiguos.
Uno de los principales motivos de la dificultad de producir y renovar tanques reside en el bloqueo internacional de componentes críticos tales como calentadores de combustible para motores diésel, sistemas eléctricos de alto voltaje y equipos de imágenes térmicas infrarrojas.
Por si esto fuera poco, las alternativas chinas no cumplen con los estándares de calidad anteriores y las fábricas de la antigua cadena de suministro soviéticas, ubicadas en Ucrania, Georgia y Alemania Oriental, ya no existen. Además, las provisiones de componentes destinadas a 2025 ya han sido utilizadas y los trabajadores del complejo militar-industrial han disminuido de unos 10 millones a 2 millones.
Finalmente, Rusia también necesita reemplazar los cañones de los sistemas de artillería, que se encuentran en contante uso. Estas piezas de artillería, que deben reemplazarse cada pocos meses, están siendo reemplazadas por cañones de piezas de artillería obsoletos y remolcados.
Corea del Norte está siendo la principal salvadora de Rusia armamentísticamente hablando. A pesar de que gran cantidad del material aportado se encuentra dañado, ya han suministrado tres millones de obuses a la vez que piezas de artillería.
Por parte de Irán, el país acordó con Rusia en 2022 proporcionar miles de drones y misiles en el campo de batalla para ayudar a Moscú en su guerra contra Ucrania.
Los acuerdos de armas forman parte de una cooperación más amplia que incluye la producción conjunta de drones militares dentro de Rusia, el intercambio de tecnología contra interferencias y evaluaciones en tiempo real del campo de batalla de armas desplegadas contra la OTAN.
Gjerstad advirtió acerca de la posibilidad de que las fuerzas rusas se vean obligadas a librar una guerra más defensiva en Ucrania para finales de año. El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) ya remarcó que Moscú está sacrificando asiduamente la calidad por la cantidad.
"Las pérdidas de tanques en el campo de batalla de Rusia son mayores que el número que tenía cuando lanzó su ofensiva en 2022", explicaron desde el IISS.
Un funcionario de la OTAN informó al Wall Street Journal acerca de que Rusia aguantará entre dos y cinco años, este margen temporal también determinará la duración de la guerra.
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