CANTOS Y LÁGRIMAS EN SU HONOR
Toda una nación, Sudáfrica, lamenta la pérdida de 'Madiba', como llamaban cariñosamente a Nelson Mandela. Su casa en Johannesburgo se ha convertido en un lugar de peregrinaje para miles de personas, que quieren de esta forma rendir homenaje al histórico dirigente que luchó por sus derechos y por el triunfo de la democracia.
Mandela se fue y los sudafricanos se siente desamparados. Lloran su perdida y el pueblo danza en honor de ese 'padre' que les guió hacia la libertad. Deja un legado reconocido por todos en el país, desde el actual mandatario: "Es el símbolo de la paz, del amor, los derechos humanos y de la justicia de nuestro país"; hasta el último presidente blanco del apartheid, con el que compartió el nobel de la paz en 1993: "Su legado para Sudafrica y el mundo es su lucha por la reconciliación".
Y así murió, luchando hasta el último minuto, con los suyos y rodeado del cariño de un pueblo que se aferraba a su fuerza. Las calles se han llenado de flores y se han soltado palomas en señal de paz. "Estamos tristes y le damos las gracias por todo lo que ha hecho por nosotros", dice una de las personas que ha 'peregrinado' hasta la casa de Mandela para despedirle.
En el suburbio de Soweto en Johannesburgo, se canta en su honor. Allí nació y vivió la durisima represión de la discriminación racial. Hoy los vecinos le dedican sus danzas y han inundado el barrio de fotos y velas para recordarlo.
Mandela fue un gran luchador. Peleó durante toda su vida contra el gigante del racismo y logró derrotarle. Ni siquiera la cárcel pudo doblegarle. Han sido la enfermedad y la vejez las que han acabado con él. Ha muerto a los 95 años rodeado de los suyos en su casa.