EL ESPOSO DE LA VÍCTIMA MORTAL CONTINÚA HOSPITALIZADO
La explosión en la lancha rápida "Gili Cat 2", que transportaba a 35 turistas y 4 tripulantes indonesios del puerto de Padangbai a la vecina Lombok, terminó también con la vida de una turista austríaca, Kathrine Z., y dejó 18 heridos, tres de ellos españoles.
Uno de los heridos es el esposo de la fallecida y continúa ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Kasih Ibu de la localidad de Saba, también en Bali. La pareja de pasajeros gaditanos heridos en el mismo accidente se encuentran ingresados en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Bali Royal en Denpasar.
Mientras algunos de los heridos han preferido ser tratados en hospitales fuera del país, otros continúan ingresados, como la turista alemana Miriem D. (28), que ha sido operada al sufrir varias fracturas en el talón y que viajaba con su madre, Martina D., también hospitalizada.
"Cuando montamos en el barco no había espacio en la parte delantera, por eso nos pusimos detrás", explicó Miriem, quien agregó que a los pocos minutos de zarpar se oyó una fuerte explosión. Miriem continúa en observación en el hospital BIMC de Denpasar, mientras que su madre, que resultó herida de gravedad, está en la Unidad de Cuidados Intensivos en el de Kasih Ibu de la misma ciudad.
"Los miembros de la tripulación no sabían qué hacer, la situación les sobrepasaba", abundó Miriem, que volverá a Alemania dentro de dos días con su madre. La directora general del Hospital de Kasih Ibu en Denpasar, Dyan M. Anom, dijo que se han necesitado donantes del grupo O- para uno de los italianos ingresados tras el accidente en el centro.
"En Asia, predominan los grupos de sangre de tipo positivo. Muchos de los turistas extranjeros tienen tipos de sangre positivos, por eso es más complejo encontrar a donantes", explicó la doctora.
En este caso, se han encontrado donantes y, ahora mismo, no se necesita más sangre, pero recordó que, quienes se encuentren en Bali, "pueden ponerse en contacto con el banco de sangre del hospital de Sanglah", por si hiciera falta. Anom explicó también que la mayoría de hospitales a los que acuden los turistas extranjeros son privados y que las facturas pueden alcanzar sumas de hasta 200.000.000 rupias indonesias (unos 15.000 dólares o 13.000 euros).
"Si un herido de gravedad no tiene seguro ni puede pagar el hospital lo estabilizamos, pero después lo llevamos a un hospital público", dijo Anom, al tiempo que explicó que "no es la misma calidad ni condiciones que en los privados".
Sin embargo, la doctora afirmó que las aseguradoras de los heridos trasladados a su hospital a causa de la explosión en la lancha rápida respondieron con rapidez.
"En Indonesia se cobra hasta por la sangre y muchos de los accidentados sufrieron lesiones en las piernas y tuvieron que ponerles placas de titanio", explicó, subrayando que este tipo de implantes pueden ser muy costosos.
En la lancha viajaba cuatro tripulantes indonesios y 35 turistas, muchos de ellos parejas (seis franceses, cinco británicos, cuatro austríacos, cuatro españoles, cuatro italianos, cuatro portugueses, dos alemanes, dos holandeses, dos irlandeses y dos suizos).
A los diez minutos de zarpar hacia la isla de Gili Trawangan, cerca de la vecina Lombok, se produjo una explosión y luego un incendio.
Cada año fallecen numerosas personas por naufragios en Indonesia -un país con más de 17.000 islas-, debido sobre todo a temporales, infraestructuras precarias y el incumplimiento de las medidas de seguridad, como la sobrecarga de pasajeros y mercancías.