PARTICIPACIÓN DE CERCA DEL 85%
Ni las protestas antigubernamentales del pasado mayo, ni las acusaciones de corrupción ni su creciente discurso autoritario han pasado factura en las elecciones municipales al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan y a su islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP).
El AKP ha vuelto a ser, como en todas las elecciones en los últimos 12 años, el partido más votado, llevándose entre el 43 y el 46 por ciento de los apoyos, según los datos, aún no oficiales, que ofrecen los medios turcos cuando el recuento supera el 80 por ciento de las urnas.
Ese resultado tiene una lectura doble: por un lado, mejora el obtenido en los comicios locales de hace cuatro años, pero supone un descenso respecto al 50 por ciento que obtuvo en las generales de 2011.
En las dos principales ciudades, Ankara y Estambul, el AKP parece haber logrado conservar las Alcadías, pese a la confusión en el recuento y el cruce de cifras entre este partido y el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP), proclamando ambos su victoria. Según los datos del diario Hürriyet, con el 78 por ciento de los votos escrutados, el AKP habría ganado por apenas 6 puntos de diferencia en Estambul y por menos de 3 en la capital.
El resto del panorama electoral quedó bastante inalterado. El AKP sigue siendo el partido fuerte en las regiones rurales de Anatolia central; el CHP, con un apoyo global del 28 por ciento, triunfa en las provincias occidentales; y el pro kurdo BDP se impone en el sureste, donde vive la mayoría de los 12 millones de kurdos de Turquía.
Tanto Erdogan como la oposición habían planteado estos comicios como una moción de confianza a la gestión del Gobierno del AKP, un examen que, de confirmarse los datos de voto, el primer ministro habría aprobado con nota.
"Qué os dije. Os dije que si no era el número uno, dejaría la política", declaró ante sus seguidores Erdogan al proclamar la victoria de su partido. Erdogan criticó las recientes filtraciones de comprometedoras conversaciones que lo vinculan con prácticas corruptas y autoritarias y aseguró que el resultado de hoy ha sido un castigo a la "política no ética, a las grabaciones y a los montajes".
"De qué hablaría la oposición si no fuera de esas grabaciones y montajes", espetó el jefe del Gobierno. El primer ministro aseguró que Turquía "es cada vez más fuerte" y prometió que fortalecerá la economía y la democracia, al tiempo que aseguró que en su país existe una democracia que no hay en Occidente. Pese a sus críticas, Erdogan tendió una mano a la oposición, a la que pidió que se corrija tras "haber montado una campaña contra el AKP".