EN EL FUNERAL DE NELSON MANDELA
El Gobierno de EE.UU. trata de restar importancia al apretón de manos entre el presidente estadounidense, Barack Obama, y el de Cuba, Raúl Castro, un gesto que generó todo tipo de interpretaciones. Según los analistas, no significa un avance en el deshielo entre los dos adversarios de la Guerra Fría.
Obama se dirigía hacia el estrado en la ceremonia en honor del expresidente de Sudáfrica Nelson Mandela, cuando pasó junto a Raúl Castro en una larga fila de dignatarios mundiales que acudieron a Johannesburgo para homenajear al fallecido líder africano. El breve apretón de manos que siguió, acompañado de un inaudible intercambio de palabras, supuso el primer encuentro documentado entre Obama y Castro, y ha generado desde comentarios sobre el poder conciliador de Mandela a airadas críticas del exilio cubano.
"El presidente (Obama) estuvo en un funeral internacional, y no eligió quién asistía", matizó el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, interrogado al respecto en una audiencia en la Cámara baja. Poco antes, un funcionario de la Casa Blanca que pidió el anonimato subrayó que el de Obama y Castro "no fue un encuentro planeado con antelación".
"Por encima de todo lo demás, hoy es un día para homenajear a Nelson Mandela, y ése era el único foco de atención del presidente durante el servicio fúnebre", aseguró el funcionario. Tanto Kerry como ese funcionario recordaron que el discurso de Obama incluyó una aparente crítica al régimen cubano. "Hay demasiados líderes que aseguran ser solidarios con la lucha por la libertad de Madiba (apelativo cariñoso de Mandela), pero no toleran la disidencia en su propio pueblo", señaló Obama.
Kerry fue más allá al subrayar que no cree que Raúl Castro respete los derechos humanos en la isla, respondiendo a una pregunta directa de la congresista republicana de origen cubano Ileana Ros-Lehtinen en la audiencia de este miércoles. Esa legisladora aseguró que el gesto brinda "un golpe de propaganda para el dictador" Castro, y que la "mano cubierta de sangre" que extendió para saludar a Obama es la misma que usa para reprimir a la disidencia en Cuba.
"Ahora mismo, mientras hablamos, se está deteniendo a líderes de la oposición cubana. Creo que se sentirán descorazonados por esto", apuntó Ros-Lehtinen.
En el mismo sentido, el senador republicano de origen cubano Marco Rubio afirmó que si Obama "iba a estrecharle la mano (a Castro), debería haberle preguntado por las libertades básicas con las que Mandela estaba asociado y que se niegan en Cuba", en una declaración recogida por la cadena Fox News.
Críticas similares se escucharon entre las organizaciones del exilio cubano en Florida: Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, consideró que habría sido un "gesto digno" por parte de Obama "no extenderle la mano a un dictador".
Según expertos, sin embargo, Obama tuvo poca opción cuando se encontró con Castro entre el resto de líderes. "Haberse negado a saludar a Castro -especialmente en el acto de homenaje a Nelson Mandela- habría quedado como un gesto corto de miras y completamente opuesto a la generosidad de espíritu de Mandela", dijo el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter.
Rehuir a Castro en ese escenario "habría sido embarazoso y habría tenido un coste político para Obama", subrayó el experto, para quien sin embargo "sería imprudente sacar demasiadas conclusiones". "La Administración Obama está abierta a mejorar las relaciones con La Habana, y este gesto meramente simbólico subraya esa apertura, pero aún queda un largo camino antes de que se pueda hablar de un deshielo significativo", consideró.
Castro, por su parte, calificó el apretón de manos como algo "normal", de gente "civilizada", en una breve entrevista con la emisora La FM de Colombia desde Johannesburgo.
Obama esbozó un acercamiento a Cuba a su llegada al poder en 2009, pero el proceso se frustró a partir de la condena apenas unos meses después al contratista estadounidense Alan Gross, condenado a 15 años de cárcel por "actividades subversivas".
"Obama ya ha demostrado su disposición de cambiar la relación", afirmó Tomás Bilbao, director del centro de análisis Cuba Study Group, que coincidió en que el apretón de manos fue "un saludo protocolario" al que no debe darse "mayor interpretación".
El saludo entre Obama y Castro no tiene precedentes durante el mandato de ambos, pero no marca la primera vez que un presidente estadounidense estrecha la mano de uno de los hermanos Castro. En septiembre de 2000, durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el presidente Bill Clinton saludó al entonces mandatario cubano, Fidel Castro, si bien el encuentro se produjo lejos de las cámaras y no llegó a la prensa hasta más tarde.
Fidel Castro también saludó en 1959 al entonces vicepresidente Richard Nixon durante una visita a Washington, y en marzo de 2002, el líder cubano denunció que el entonces mandatario George W. Bush había presionado para que se marchara de una cumbre de la ONU en Monterrey (México) antes de que él llegara.