ALLÍ COMÍA, DORMÍA Y HACÍA SUS NECESIDADES
Resulta increíble, pero es real. Un hombre de Bolivia ha mantenido a su hijo de 21 años, enfermo mental, encerrado en una caja de madera durante dos meses. Una caja en la que apenas podía ponerse de pie, y en la que tenía que comer, dormir, y hacer sus necesidades fisiológicas. Tan sólo un pequeño ventanuco estaba abierto al exterior.
David Knelsen, el padre, aseguró a la policía que su hijo Johan era un enfermo mental, y que le había castigado así por robar tres pollos.
El hijo apenas acertó a decir que se fue, y cuando volvió, estaban todos enfadados y le ataron y encerraron en la caja.
La policía ordenó liberar inmediatamente a Johan. En la caja -de dos por tres metros- encontraron almohadas y botellas de plástico que el joven había utilizado como retrete.
La familia del chico es miembro de un grupo de fe cristiana que sigue una interpretación estricta de la Biblia y evita el uso de la tecnología.