LOS CRÍMENES DE HONOR SIGUEN EXISTIENDO EN LA INDIA
Abdul Hakim fue tiroteado en la aldea en la que vivía. Su crimen, casarse con una mujer de casta superior. Los jóvenes se conocían desde pequeños. Eran vecinos de Adauli, una pequeña localidad del norte de la India, pero su amor estaba prohibido. Pertenecían a mundos diferentes.
En 2010 decidieron escapar. Se mudaron a la capital. En Nueva Delhi vivieron en la clandestinidad gracias al apoyo de la organización "Comandos del amor", que lucha contra los matrimonios forzados. Regresaron con su primera hija, un bebe de 18 meses, pero la aldea no había olvidado.
La pareja escribió 48 cartas a la policía, contando las amenazas. Pero los agentes, asegura la viuda, no les protegieron. A pesar de las declaraciones creen que el asesinato se debió a una rivalidad personal y no a un crimen de honor.
La investigación policial no ha frenado las amenazas a pesar de que la mujer está embarazada. La joven, de 24 años, ha deshonrado a su importante familia. Teme que Abdul, su marido, sea la primera víctima de un crímen de honor que podría extenderse por toda la aldea.
Según Naciones Unidas, los llamados "asesinatos de honor" son habituales en la India patricarcal. Están prohibidos por ley, pero la tradición obliga a matar a un miembro si avergüenza al clan, permite castigar a la novia si su familia no paga la dote o quemar públicamente a una mujer si es declarada bruja.
En muchos casos, los verdugos son las propias familias de las víctimas; en otros, los ancianos del pueblo. Una prácticas socialmente aceptadas y poco sancionadas, según la ONU. De hecho, la policía casi nunca investiga estos asesinatos como crímenes.