GRAN REVUELO EN BÉLGICA
La justicia le ha dado la razón a Delphine Boel, una escultora de 50 años, que asegura ser hija del rey emérito Alberto II de Bélgica. Un tribunal obliga al soberano a someterse a la prueba de paternidad. Le condenan además, a 5 mil euros de multa por cada día que pase sin realizársela, después de recibir la citación del forense.
La joven aristócrata es hija de la condesa de Lonchamps con quien el rey emérito habría mantenido supuestamente una relación extramatrimonial durante 18 años. La pista una biografía no autorizada de la Reina emérita Paola, donde cuenta que la pareja tuvo una crisis y un largo distanciamiento. También reconoce la existencia de una presunta hija del rey fuera del matrimonio.
Esa hija podría ser Delphine Boel. Una prueba de ADN confirmó que el marido de su madre no era su padre biológico. Fue cuando la escultora inició una lucha en los tribunales que ha dado sus frutos. Si la prueba del ADN dice sí, la aristócrata no entrará en la línea sucesoria por ser hija ilegítima, pero sí accederá a una jugosa herencia.