INSISTE EN QUE NO ES UN SERVICIO SEXUAL
Una empresaria de Nueva York queda con clientes en su apartamento de Manhattan y, bien en la cama o en el sofá, se abrazan durante el tiempo que la persona haya contratado.
Las tarifas van desde 80 dólares la hora hasta los 200, si el servicio incluye una película. En su casa, Ali recibe tanto a hombres como a mujeres.
Esta empresaria define su trabajo como una terapia de ayuda a todas aquellas personas que necesitan, en algún momento especial de su vida, una atención especial. Ali Lo compara con el calor que una madre puede dar a un hijo y niega que este servicio se parezca en algo a uno sexual.