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Al frente de esta compañía paramilitar, llamada Blackwater, está el ex-Navy Seal Erik Prince, un empresario multimillonario que ya ganó miles de millones de dólares con las guerras de Irak y Afganistán
En medio del caos y la angustia que reinan desde hace días en Kabul, capital de Afganistán, más concretamente en su aeropuerto, única vía para escapar del terror talibán y que hoy se ha convertido en el escenario de un doble ataque suicida, hay quien ha visto una oportunidad de negocio. Según ha publicado este jueves el 'Wall Street Journal', el ex-Navy Seal Erik Prince, presidente de la compañía paramilitar de seguridad Blackwater, está cobrando 6.500 dólares (5.500 euros) por billete para poder abandonar el país en un avión privado.
Cuando quedan apenas cinco días para que termine la evacuación de Afganistán y mientras varias potencias europeas se han retirado ya del terreno, todo el mundo da por hecho que cientos de los colaboradores que las potencias occidentales han tenido durante los últimos 20 años serán abandonados a su suerte. Estados Unidos quiere, de hecho, salir de Afganistán antes del 31 de agosto ante el temor a más atentados como los de hoy, apunta Joe Biden.
En mitad de la desesperación, un grupo de veteranos estadounidenses, contratistas y exmilitares, han encontrado -según el 'Wall Street Journal'- lo que podría ser una lucrativa fuente de ingresos. De acuerdo a la información publicada por dicho diario, Erik Prince ofrece asientos de avión para abandonar Afganistán por el módico precio de 6.500 dólares.
Polémico contratista
Prince es un conocido exmilitar estadounidense, el millonario fundador de la empresa militar Blackwater, contratista del ejército americano y que ha protagonizado múltiples polémicas, como la muerte de 17 civiles en Irak en 2007 o la violación de los embargos de armas en Somalia o Libia. Además ganó miles de millones de dólares durante las guerras de Irak y Afganistán.
Prince ofrece un servicio de lo más efectivo y peligroso: sus paramilitares pueden recoger a cualquier afgano en un área de Kabul controlada por los talibanes y transportarlo al interior del aeropuerto internacional Hamid Karzai, donde tendrá asegurado un asiento libre en uno de los aviones que abandonan el país estos próximos días.
En paralelo, la UE ha insistido este jueves tras el doble atentado en crear vías seguras hasta el aeropuerto de Kabul.