EN TAILANDIA
Barton llevaba tiempo dándole vueltas... hace siete años visitó el santuario donde se encontraban los elefantes y tuvo claro dónde quería pasar el resto de su jubilación. El músico británico quedó enamorado del lugar y quiso aportar su granito de arena tocando el piano para los animales.
Tras varios años de momentos compartidos con los paquidermos más necesitados, Barton apunta que "algunos elefantes se acercan mucho al piano por su propia voluntad. Incluso llegan a poner su trompa sobre el piano. Algunos sostienen su trompa en la boca cuando escuchan, otros comienzan a balancearse con el ritmo de la música. Algunos elefantes más jóvenes pueden sorprenderse mucho con el sonido y correrán repentinamente alrededor del piano, con curiosidad"