SEGUNDO CARA A CARA
El candidato republicano a la Presidencia de EEUU, Donald Trump, salió airoso este domingo del segundo cara a cara con su rival demócrata, Hillary Clinton, quien no fue capaz de atacarle de manera eficaz pese a que el magnate llegó al debate dañado por el peor escándalo de su campaña.
Las polémicas han acompañado a Trump desde el inicio de su campaña en junio de 2015, pero ninguna le había granjeado tantas críticas de sus colegas republicanos como la que estalló el viernes con la difusión de un vídeo de 2005 en el se ve y escucha al magnate haciendo comentarios denigrantes sobre las mujeres, en un tono vulgar y ofensivo.
Para dar un golpe de efecto, Trump compareció poco antes del debate con varias mujeres que acusaron en su día al expresidente Bill Clinton de acoso sexual y a las que llevó luego de invitadas al cara a cara.
La tensión se palpó desde los primeros instantes del debate, celebrado en la Universidad de Washington de San Luis (Misuri) con dos moderadores y preguntas de votantes indecisos presentes entre el público, y no hubo ni apretón de manos entre los candidatos.
El vídeo protagonizado por Trump salió a relucir ya en la primera pregunta y el magnate se defendió calificándolo de "charla de vestuario", dijo no sentirse "orgulloso" de él y negó haber atacado sexualmente a mujeres, a quienes "respeta".
Esa grabación muestra "quién es Donald Trump", pero no es lo único que plantea preguntas "acerca de su calificación para ser nuestro presidente", porque él también ha atacado "a inmigrantes, afroamericanos, latinos, personas con discapacidad, prisioneros de guerra, musulmanes y tantos otros", enfatizó Clinton.
La respuesta del magnate fue mencionar al esposo de su rival, Bill Clinton, de quien afirmó que "nunca ha habido nadie en la historia política de este país que haya abusado más de las mujeres". A Trump se le notaba nervioso en los primeros compases del debate, moviéndose por el escenario mientras Clinton hablaba, pero poco a poco fue recomponiéndose, especialmente tras pronunciar la que fue, para muchos, la frase de la noche.
Cuando Clinton afirmó que se alegraba de que "alguien con el temperamento de Donald Trump no esté a cargo" del país, el magnate replicó: "Porque entonces estarías en la cárcel".
El candidato republicano amenazó con nombrar a un fiscal especial que investigue a Clinton por su uso de un servidor privado para manejar sus correos electrónicos profesionales cuando era secretaria de Estado (2009-2013) si llega a la Casa Blanca.
Para Aaron Kall, experto en debates de la Universidad de Michigan, Trump "se mantuvo a la ofensiva" y "fue capaz de sacar provecho" de temas como ese escándalo de los correos de Clinton, las críticas a la reforma sanitaria o las declaraciones de su rival acerca de los "deplorables" seguidores del magnate.
Kall comentó que Trump tuvo una actuación "mucho mejor" a la del primer debate y ofreció "más líneas memorables" que Clinton. La candidata demócrata usó la estrategia de dejar hablar a su rival, como en el primer debate, para que él mismo se pusiera en evidencia y dejó pasar así la oportunidad de incidir, por ejemplo, en las sombras alrededor de las declaraciones de impuestos del multimillonario.
Trump ha reconocido incluso haber eludido impuestos tras declarar 916 millones de dólares en pérdidas en 1995, como reveló recientemente The New York Times. No obstante, "la principal cuestión es si los votantes indecisos vieron algo esta noche que les hará más propensos a apoyar a Trump" y la respuesta es "probablemente no", de acuerdo con Kall.
Mientras, Seth Masket, jefe del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Denver, comentó a The New York Times que la actuación de esta noche probablemente no hará tanto daño a su campaña como la del primer debate, pero Trump "necesitaba mucho más" para inclinar la contienda por la Casa Blanca a su favor.