ELECCIONES EN EEUU
Los republicanos se juegan este 8 de noviembre, además de su vuelta a la Casa Blanca, mantener la mayoría de la que gozan en ambas cámaras en el Congreso. En el caso de la Cámara de Representantes, todo apunta a que es poco probable que pierdan su cómoda mayoría, pero en el Senado los demócratas tienen opciones reales de recuperar el control, más si al final es elegida Hillary Clinton como presidenta.
De los 100 escaños con que cuenta la Cámara Alta, en estas elecciones están en juego 34. Para que los demócratas recuperen el Senado, que perdieron en las elecciones de mitad de mandato en 2014, necesitan revalidar los escaños que ya tienen y que están en juego ahora y arrebatar cinco a los republicanos (cuatro si gana Clinton, ya que el vicepresidente es también el presidente del Senado).
A favor de que esto ocurra juegan varios factores. El primero de ellos es que los republicanos se juegan 24 de los 34 escaños en liza y que de los nueve escaños que se considera como más disputados, seis están ocupados por republicanos en su primer mandato que fueron elegidos en 2010 y a los que, teóricamente, les sería más difícil revalidarlo que a otros senadores más veteranos.
Además, las elecciones al Senado coinciden con las presidenciales, lo que eleva la participación y hace más difícil para quienes tienen que revalidar su escaño lograr los votos necesarios. En general, un buen resultado del candidato presidencial de un partido suele impulsar a los congresistas de su formación. De acuerdo con la web especializada Cook Political Report, los demócratas estarían actualmente en disposición de arrebatar entre cuatro y seis escaños a los republicanos, lo que les devolvería el control del Senado.
Por su parte, el blog Bola de Cristal de Sábato (Sabato's Crystall Ball) del Centro para la Política de la Universidad de Virginia considera que los demócratas tienen "una opción decente" de arrebatar cuatro escaños a los republicanos y recuperar el control del Senado, contando con que Clinton gane y su vicepresidente, Tim Kaine, sea presidente de la Cámara y rompa el empate 50-50 que se produciría.
De acuerdo con el pronóstico que hace la web especializada FiveThirtyEight, los demócratas tienen un 49% de opciones de recuperar el Senado, mientras que a finales de octubre, antes de que el director del FBI anunciara una nueva investigación a Clinton por sus correos electrónicos -que finalmente ha quedado en nada-, sus opciones eran del 70%.
Tribunal Supremo
Uno de los motivos por los que es importante controlar el Senado es que está pendiente el nombramiento del puesto vacante en el Tribunal Supremo dejado por el juez Antolin Scalia, fallecido el pasado 13 de febrero. La confirmación de su sucesor requiere el voto favorable de 60 senadores, lo que permite actualmente a los republicanos rechazar cualquier propuesta que haga al respecto el actual presidente, Barack Obama. De hecho, algunos republicanos, incluido su líder en el Senado, Mitch McConnell, han defendido que la designación del sucesor de Scalia corresponderá al nuevo presidente y, por ende, al nuevo Senado.
La configuración del Tribunal Supremo sería clave en caso de que alguno de los dos candidatos optara por recurrir ante los tribunales el resultado de las elecciones, algo que no es descartable teniendo en cuenta lo ajustados que aparentemente se presentan y que Trump ya dijo que podría haber fraude y que podría no aceptar el resultado si él no es el ganador.
Dado que actualmente el Supremo está compuesto por cuatro magistrados designados por presidentes demócratas y otros cuatro por presidentes republicanos, cabría una posibilidad de que se produjera un empate, por lo que tendría que ser un tribunal federal de menor rango o incluso un tribunal estatal el que dirimiera la situación.