SU RIVAL SERÁ DONALD TRUMP
El Partido Demócrata tiene marcado en rojo en su calendario la semana del 25 de julio, en la que finalmente proclamará candidata presidencial a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, vencedora sin sorpresas en una carrera electoral no exenta de vaivenes, especialmente por la lucha contra viento y marea del senador Bernie Sanders.
Clinton volvió a saltar a la palestra ocho años después de su fallida candidatura en 2008. Con el aval de haber pasado por el Departamento de Estado durante el Gobierno de Barack Obama y sin la presencia de un rival de altura, el vicepresidente, Joe Biden, renunció a intentar el ascenso, a la antigua primera dama se le presentaba un camino llano para volver a la casa donde ya vivió en la década de los noventa.
Sin embargo, la irrupción del irreverente Sanders, confeso socialista y movilizador de jóvenes, retrasó la cantada victoria de Clinton en las primarias y mostró las grietas de un Partido Demócrata en el que no todos se resignaban a votar a la candidata 'oficial' sólo porque tocaba. Sanders y Clinton se repartían las victorias en los diferentes estados, si bien entre el 'establishment' la segunda seguía arrasando.
A principios de junio Clinton alcanzó finalmente la cifra mágica de 2.383 delegados, los suficientes para garantizarse la candidatura demócrata a la Casa Blanca, pero no fue hasta el 12 de julio cuando logró subir a Sanders al escenario para que la respaldase públicamente como aspirante definitiva.
"Haré lo que pueda para que sea la próxima presidenta de Estados Unidos", prometió Sanders ante la multitud, tras una campaña más dura de lo esperado y en la que ya advirtió de que intentaría colar alguno de sus mensajes progresistas dentro de la convención y --por qué no-- incluso en los discursos de su otrora rival.
Clinton irá a las elecciones de la mano del senador Tim Kaine, elegido como potencial vicepresidente en los días previos a la convención. La exsecretaria de Estado ha dicho de él que "ha dedicado su vida a luchar por los demás", si bien en los afinados cálculos políticos se habrán tenido en cuenta aspectos más pragmáticos como su procedencia (Virginia), su capacidad para atraer donantes o su dominio del español, entre otros aspectos.