57 KILÓMETROS BAJO LA ROCA
Esa presencia de líderes
internacionales da una idea de la importancia del túnel, vital -sobre todo-
para el comercio. Esta ambiciosa infraestructura reduce en casi una hora el
trayecto entre Milán y Zúrich, por donde circulan 26 millones de toneladas de mercancías
al año. Todos los números del proyecto son espectaculares.
Es un túnel doble, con dos
galerías principales: de ida y de vuelta. En total, desde que entran bajo
tierra en Suiza hasta que emergen en Italia, los trenes van a atravesar 57 kilómetros
de roca y a 2.300 metros por debajo de estos picos de los Alpes.
Este nuevo túnel sustituye
al que se construyó en 1881 y que
elevaba la vía por encima de los mil metros sobre el nivel del mar. El proyecto
ha costado a Suiza 11.000 millones de euros, y va a permitir que circulen todos
los días 325 trenes, de mercancías sobre todo, pero también de pasajeros.
Está en Suiza, bajo
los Alpes y permitirá unir por tren Berlín y Milán en solo una hora y 58
minutos. Una obra gigantesca en la que más de 2.600 obreros han trabajado 24
horas al día durante 17 años y en la que han perdido la vida 9 personas.
El proyecto ha sido
un desafío para los ingenieros. Horadar la montaña ha tenido un coste similar
al de los pasados juegos olímpicos de Londres y ha sido muy complejo. Solo de
escombros se han retirado 6 veces el volumen de la Gran Pirámide de Keops.
Invitados por el gobierno suizo, los mandatarios alemán, francés, italiano y
austriaco han sido los primeros en recorrer el trayecto.
Más de un millar de
invitados han participado en la inauguración y la seguridad ha estado a la
altura. 2.000 militares aseguran un recinto que ha estado vigilado desde el
cielo en todo momento. El 11 de diciembre abrirá al tráfico ferroviario. 9.000 pasajeros lo recorrerán al día.