DEBATE RECURRENTE EN ESTADOS UNIDOS
La de Philando Castile es la última muerte de un afroamericano grabada en directo. Su muerte sumada a la de Alton Sterling, la víspera, han vuelto a enceder la mecha de la ira. Además de ser afroamericanos, ambos tienen en común haber muerto a manos de la policía. Un drama cotidiano en Estados Unidos, ya que una media de dos personas de color fallecen diariamente en circunstancias similares.
La comunidad negra ha mostrado en múltiples ocasiones su hartazgo, especialmente desde 2014. Es el año de la muerte de Eric Garner, un hombre corpulento que acaba asfixiado cuando es reducido por los agentes a plena luz del día en Nueva York. Un mes después es el turno de Michael Brown. Tras robar unos cigarrillos, Brown es abatido, acribillado por un agente. Las protestas por su muerte acaban degenerando en unos gravísimos altercados en Ferguson, un suburbio de San Luis.
La investigación abierta en esta localidad pone de relieve la desigualdad entre razas, por ejemplo que el 93 % de los arrestados en Ferguson son de raza negra.
Poco después, otro incidente escandaliza al país. Tamir Rice, de doce años, muere al ser abatido por dos agentes. El muchacho llevaba un fusil de juguete.
Texas es uno de los estados donde la legislación sobre armas es más permisiva. Casi un millón de ciudadanos tienen permiso para tener un arma, y la legislación permite que las lleven en público. Hasta los agentes han grabado vídeos para mostrar a la población cómo deben hacerlo. Para conseguir la licencia, sólo hay que cumplir cuatro requisitos: tener 21 años, pagar 140 dólares, un curso de capacitación de cuatro horas y carecer de antecedentes penales.
Pero además de estas muertes lo que indigna a la población negra es la impunidad. La mayoría de los policías implicados son simplemente apartados de sus puestos y siguen cobrando su salario.