Desde el pasado golpe de estado militar que derrocó a Mohamed Mursi, Egipto ha sido una olla efervescente que ha explotado este miércoles con la campaña de desalojo llevada a cabo por las fuerzas gubernamentales. Al menos 525 personas han fallecido y otras 3.717 han resultado heridas en el marco de los enfrentamientos entre manifestantes islamistas y fuerzas de seguridad en la pasada jornada.

El Gobierno ha tenido que decretar el estado de emergencia durante un mes y el hombre del Ejecutivo mejor visto desde Occidente,El Baradei ha presentado su dimisión.

Una calma relativa reina en las calles de Egipto, tras la primera noche con el toque de queda, decretado por las autoridades, después de los violentos disturbios que han causado más de 300 muertos y miles de heridos.

Pese al toque de queda y el amplio despliegue de las fuerzas del orden para hacerlo cumplir, la noche no ha estado exenta de incidentes en distintas zonas. En Al Arish, capital de la provincia del Norte del Sinaí, un policía y un soldado murieron por disparos de desconocidos frente a una comisaría, informó la agencia de noticias estatal Mena.

Mientras, en Qena, en el sur, al menos dos personas fallecieron a tiros durante choques entre seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad en los alrededores de los juzgados de esta ciudad.

En Qaliubiya, al norte de El Cairo, al menos tres personas perecieron y quince resultaron heridas anoche en enfrentamientos entre los islamistas y opositores a Mursi.

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