Estados Unidos
Brooke Knisley se cayó en 2015 desde un árbol a ocho metros de altura y estuvo en coma 10 días. En un artículo publicado en el 'HuffPost' Estados Unidos y que ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco, explica cómo ha sido su dura recuperación.
Knisley revela que había bebido un par de jarras de cerveza cuando decidió trepar el árbol. Antes de caerse bebía alcohol todos los días y con bastante frecuencia.
Debido a su caída sufrió un traumatismo cerebral. Además sufría diplopia (visión doble) y tuvo que ser operada de un músculo ocular.
La joven explica la dureza del coma: "Cada día que pasas sin moverte, tus músculos se atrofian. Las cuerdas vocales se paralizan por la intubación y no puedes tragar sin aspirar".
Cuando se despertó tuvo que volver a aprenderlo todo, para ello fue a una terapeuta que le explico estrategias para recordar si había realizado una tarea ya o no. También tuvo que hacer duros ejercicios para fortalecer el cuerpo y recuperar el equilibrio.
Poco a poco comenzó a andar sin muletas ni arnés, mientras seguía aprendiendo cómo vivir. Durante el verano de 2016, un año después de su accidente, le dijeron que ya no iba a mejorar más.
Los médicos temían que empeorara o terminara muriendo, el 52% de las personas que sufren una lesión cerebral traumática empeoran gravemente o mueren durante los cinco años subsiguientes al accidente.
Cinco años después de su caída sigue teniendo dificultades para realizar algunas tareas ya que su cuerpo no obedece muy bien las órdenes de su cerebro. Knisley asegura que sigue siendo alcohólica y siempre lo será, pero su coma le sirvió como periodo de desintoxicación. Ahora, en vez de beber, va a terapia , escribe historias e imparte clases en la universidad.