LOS NIÑOS LLEVAN SEMANAS SIN TOMAR LECHE
Desde octubre, nada entra ni sale de la ciudad siria de Madaya. Ni medicinas ni alimentos y la situación de la población es extrema: niños famélicos llevan semanas sin probar bocado. La gravísima situación ha llevado a la ONU a arrancar un compromiso de Damasco para permitir la entrada de productos básicos.
Cientos de niños se mueren de hambre en Madaya. Sitiada desde el 15 de julio por el ejército del presidente Bashar Al Asad, esta ciudad a menos de 30 kilómetros de Damasco se ha convertido en una tumba para más de 20.000 personas. El último envío de alimentos fue hace tres meses.
Desde entonces, la población sobrevive como puede. Ya no quedan perros, ni gatos en la ciudad. Hay colas para conseguir una simple bolsita de sal. Muestra de la tragedia es una pequeña de siete meses que lleva semanas sin tomar leche. Está desnutrida. Pero los médicos poco pueden hacer: tampoco hay medicinas.
Desesperada, la gente recorre las calles en busca de comida. Talan árboles y recogen plantas que luego cocinan. A un hombre lo llevaron al hospital por una infección. Llevaba casi dos semanas comiendo hierba.
La ansiada ayuda de Naciones Unidas llegará en los próximos días. O eso al menos ha prometido el gobierno sirio: un corredor humanitario. 23 personas han muerto de hambre desde el pasado 1 de diciembre.