357 presos han muerto y 50 permanecen desaparecidos víctimas de un incendio
El fuego comenzó a las once de la noche. Los reclusos descansaban en esta granja penal hondureña. En pocos minutos las llamas se extendieron por uno de los dos módulos de la prisión. Los 500 reos del pabellón quedaban atrapados en sus celdas. Sólo algunos conseguían escapar, saltando al vacío desde techos y ventanas.
La mayoría de las víctimas han muerto asfixiadas. Cuando los bomberos consiguieron acceder al edificio, encontraron decenas de cuerpos calcinados, apilados junto a las puertas, por donde los presos habían intentado escapar. Una treintena de personas han sido hospitalizadas, la mayoría con quemaduras de tercer y cuarto grado. Las primeras investigaciones apuntaban a un cortocircuito como la causa del siniestro, sin embargo la policía cree que se trata de un incendio intencionado, para facilitar una fuga. A las puertas de la cárcel los familiares de los reclusos exigían, en vano, información. Pero a medida que avanzaba la madrugada, el silencio convertía su angustia en rabia. El centro penitenciario de Comayagua tenía capacidad para 400 reclusos, acogía a casi 900. Los responsables de la prisión han sido destituidos.