Guerra Israel - Hamás
Los rehenes que ya han sido liberados revelan las duras condiciones que han vivido desde el 7 de octubre. Una mujer mayor perdió hasta 12 kilos y muchas veces preferían no comer para evitar el estreñimiento.
Están comenzando a surgir los testimonios de algunos de los rehenes liberados por Hamás en los últimos días que dan una idea de sus vidas en cautiverio tras el brutal ataque contra Israel el 7 de octubre.
Uno de los rehenes, un joven de 25 años, escapó de sus captores cuando un ataque aéreo israelí provocó el colapso del edificio en el que se encontraba. Fue capturado de nuevo cuatro días después, según ha contado su tía Elena Magid a una radio israelí.
Quienes han hablado de sus experiencias describieron que vivían con suministros limitados mientras llovían bombas sobre sus cabezas. Algunos supieron durante su secuestro que familiares o amigos habían muerto el día del ataque de Hamás, mientras que otros se quedaron sin pistas sobre su destino. Algunas cuentan que en su primer día de cautiverio se sentaron a compartir la terrible experiencia que acababan de vivir.
Su dieta consistía principalmente en arroz, hummus enlatado y frijoles, a veces con queso salado y pita, pero nada más. Nada de frutas, verduras, huevos, carne o pescado. Una mujer mayor perdió 12 kilos durante los cincuenta días de cautiverio. Esto cuenta un médico a un diario israelí: "De nuestra conversación entendí que todos intentaban comer lo menos posible porque los frijoles y el hummus les provocaban estreñimiento. No se bañaron durante 50 días y se encargaron de limpiar la letrina. Las condiciones para dormir eran malas. Dormían en camas juntas y había mucha gente. Lavaban la ropa en la habitación y secarla era difícil. No les daban luz, sólo dos horas al día. Cuando pedían un lápiz o bolígrafo para escribir y pasar el tiempo, sus captores se negaron, temiendo que pudieran pasar información a través de la escritura. Por lo tanto, no tenían televisión ni material de lectura, y pasaban el tiempo hablando entre ellos".
Otros relataron que "dormían en filas de tres sillas atadas entre sí, como bancos en una sala de espera, y tenían que tocar la puerta para llamar la atención de sus captores cuando necesitaban ir al baño. La espera a veces duraba varias horas", dijeron.
Este doctor del Hospital Wolfson continúa refiriendo que a los rehenes "les golpearon con palos en el momento de secuestrarles. Luego pasaron 50 días en una habitación situada cinco plantas bajo tierra a la que se accedía a través de un largo corredor." Eso sí, este médico lanza un mensaje optimista, piensa que las rehenes que ha tratado se recuperarán: "En general, volvieron de su cautiverio en condiciones aceptables. Son todas mujeres mayores, esperábamos encontrarlas peor. Estamos en contacto con ellas y sus familias y seguiremos pendientes de ellas ahora que están en libertad. lo que más les va a ayudar es el calor, amor y seguridad que les proporcionarán sus familias y su entorno. Eso les dará fuerzas para levantarse, ya que su rehabilitación física y anímica no será cuestión de un día o dos".