EN FRANCIA NO SE PERMITE EL SUICIDIO ASISTIDO
Un empleado del hotel encontró a los ancianos tendidos sobre la cama y con bolsas de plástico en la cabeza el pasado viernes, al subirles el desayuno. "Tenían más miedo a separarse y a la dependencia que a la muerte", explicó a "Le Parisien" el mayor de sus hijos, quien reveló que la pareja había tomado esa decisión "hace decenas de años".
El lugar donde aparecieron fue precisamente donde se conocieron Bernard, economista, filósofo y alto funcionario, y Georgette Cazes, profesora de latín y literatura, después de que el pasara cinco años preso en Alemania. La pareja había dejado varias cartas, entre ellas una misiva en la que lamentaban no haber podido irse "serenamente" porque la ley francesa no permite el suicidio asistido.