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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado este martes a los palestinos con congelar las ayudas si no están dispuestos a negociar la paz con los israelíes, al considerar que no muestran "ningún aprecio o respeto" por los "cientos de millones de dólares" que reciben cada año.
Horas después de cargar contra Pakistán y anunciar una revisión de la ayuda, Trump ha extendido también sus críticas a otros actores internacionales. "Por ejemplo, pagamos a los palestinos cientos de millones de dólares cada año y no recibimos ningún aprecio o respeto", ha asegurado en Twitter.
"Ni siquiera quieren negociar el tan esperado tratado de paz con Israel", ha criticado Trump, que precisamente se ha visto envuelto en la polémica al reconocer en diciembre Jerusalén como capital israelí, en contra del criterio de los palestinos y de la gran mayoría de la comunidad internacional, incluida la ONU.
Según Trump, Jerusalén, "la parte más dura de la negociación", está ahora "fuera de la mesa". Los palestinos, sin embargo, "ya no quieren hablar de paz, por lo que por qué deberíamos realizar ningún pago masivo en el futuro", ha añadido el mandatario norteamericano.
Trump no ha detallado las posibles consecuencias de este aviso, pero la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, sugirió poco antes que estaba en duda la contribución norteamericana con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA). Haley ha reconocido ante los medios que Estados Unidos estudia recortarlos fondos hasta que la Autoridad Palestina "vuelva a la mesa de negociación".
El reconocimiento de Jerusalén como capital israelí por parte de Estados Unidos ha acabado con cualquier expectativa de paz en Oriente Próximo, ya que su estatus se sitúa en el núcleo de la negociación para alcanzar la ansiada solución de dos estados. Los países musulmanes y la mayor parte de la comunidad internacional han criticado el paso dado por Washington.
Los palestinos reclaman Jerusalén Este como capital de un futuro Estado que debería estar construido sobre las fronteras previas a la guerra de 1967. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sostiene en cambio que la totalidad de Jerusalén es la "capital indivisible" del pueblo judío.
En diciembre, 128 de los 193 estados miembro de la ONU votaron a favor de una iniciativa que cuestiona medidas unilaterales sobre el estatus de Jerusalén. Nueve delegaciones votaron en contra, incluidas las de Estados Unidos e Israel, mientras que 35 optaron por la abstención.