HA SIDO RECIBIDO POR EL REY SALMAN BIN ABDELAZIZ
Donald Trump ha llegado a la capital de Arabia Saudí donde permanecerá este sábado y domingo antes de continuar su gira. Tras abandonar la península Arábiga el mandatario viajará a Israel y el Vaticano y posteriormente a Bruselas y Sicilia, donde participará en las cumbres de la OTAN y el G7 respectivamente.
El jefe de Estado norteamericano, que llega a Arabia en su primera gira internacional, se reunirá con el rey saudí Salman bin Abdelaziz y otros responsables políticos, con quienes está previsto que cierre importantes acuerdos económicos.
Coincidiendo con su primer día de visita se organizará en Riad un foro empresarial estadounidense saudí para reforzar las inversiones y el comercio bilateral. El domingo el jefe de la Casa Blanca participará en un encuentro con los países del Consejo de Cooperación del Golfo, Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Catar y Omán, así como en la cumbre entre Trump y líderes y representantes de medio centenar de países árabes e islámicos.
Paralelamente a estos encuentros se celebrará un foro para la lucha contra el terrorismo y el extremismo patrocinado por la coalición militar islámica antiterrorista, creada en 2015 a iniciativa de Arabia Saudí, y que las autoridades de Riad quieren impulsar coincidiendo con la visita del mandatario estadounidense.
La visita de Trump a Israel, plagada de cambios de último momento. Si en un primer momento Washington generó satisfacción al anunciar que Trump daría un discurso en Masada, antigua fortificación en el desierto de Judea, símbolo para muchos del heroísmo judío, luego se echó para atrás, al parecer por la imposibilidad de aterrizar allí en helicóptero y alegando que haría demasiado calor.
Ahora, Trump hará su discurso en el Museo de Israel, un gran cambio de escenario, y los periodistas lo verán proyectado en una pantalla. También los planes para acudir al Muro de las Lamentaciones -en territorio palestino ocupado y que ningún otro presidente de EEUU en servicio ha visitado antes- fueron en un principio bien recibidos, pero después Washington rechazó que le acompañasen representantes israelíes, al considerar que ese "no es su territorio".
No ha sentado bien tampoco el hecho de que la Administración estadounidense destine solo 15 minutos de la agenda Trump a visitar el Museo del Holocausto (Yad Vashem), un lugar con especial significado para los israelíes y por el que el mandatario estadounidense pasará obligado y sin apenas detenerse.
Y las esperanzas de los sectores derechistas de que Trump anunciase el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén también se han esfumado con la negativa estadounidense y con un vídeo promocional del viaje, que ha levantado ampollas por mostrar un mapa de Israel en sus fronteras anteriores a 1967, es decir, las que oficialmente reconoce la comunidad internacional y que dejan fuera el Golán sirio, Cisjordania y Gaza.