Según una conversación filtrada al Washington Post
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó a su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, con adoptar medidas contra el país iberoamericano si no dejaba de decir en público que no pagará el muro que el magnate neoyorquino quiere construir en la frontera común, durante la primera conversación telefónica que tuvieron, el pasado 27 de enero, según una transcripción a la que ha tenido acceso el 'Washington Post'.
De acuerdo con dichos documentos, la charla entre Trump y Peña Nieto se centró en el polémico muro. "Los dos tenemos un problema político con esto", le dijo. "Mi gente dice 'México pagará por el muro' y tu gente probablemente dirá algo similar pero en un idioma algo distinto", añadió. Trump reconoció que, aunque la cuestión fronteriza era "la menos importante" a abordar, "políticamente en cambio puede que sea la más importante". "Tengo que hacer que México pague por el muro. Tengo que hacerlo. Llevo hablando de eso dos años", subrayó. "Deberíamos decir los dos 'lo resolveremos'. De una forma u otra lo haremos. En lugar de que sigas diciendo 'no pagaremos' (...) No puedes seguir diciendo eso a la prensa porque la prensa va con ello y no puedo vivir con esto", le indicó.
El mandatario estadounidense aseguró que sabía "cómo construir el muro de forma muy poco cara". "Quedará bonito", afirmó y le destaco a Peña Nieto que, de hallar una solución para esta disputa bilateral, ambos quedarían como "los padres de la patria". El líder mexicano, por su parte, respondió que la posición de su Gobierno era y seguiría siendo "firme". "México no pagará", recalcó. "Tiene que ver con la dignidad de México, con el orgullo nacional", espetó.
Entonces el tono de la conversación cambió y Trump advirtió: "si México no va a pagar el muro, entonces yo no quiero reunirme con vosotros nunca más porque no puedo vivir con esto". Además, amenazó con impuestos fronterizos, gravar las importaciones y bloquear las remesas.
'The Washington Post' también ha tenido acceso a la transcripción de la llamada telefónica que tuvo lugar un día después, el 28 de enero, entre Trump y el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, sobre el acuerdo alcanzado entre ambos países para que Estados Unidos acoja 2.000 solicitantes de asilo procedentes de los centros de detención que Australia gestiona en el Pacífico. Trump alabó la negativa de Australia a acoger en su territorio a estas personas porque "no son buena gente".
"Por eso están en la cárcel en estos momentos. No van a ser buena gente que de repente trabaje en las granjas lecheras (...) Dentro de cinco años pueden ser el atentado de Boston", alertó. Turnbull aclaró que se trata de inmigrantes económicos que no están encarcelados ni acusados de ningún delito, pero Australia rechaza como parte de su política contra las mafias de tráfico de personas y le recalcó que "no hay nada más importante, ya sea en los negocios o en política, que un acuerdo".
"Ciertamente, puedes decir que no es un acuerdo que tú hubieras cerrado, pero tienes que cumplir", insistió, si bien Trump rehusó una vez más acatar un pacto sellado durante el Gobierno Barack Obama. "Es un acuerdo horrible que nunca habría hecho, así que por mi parte, ya es suficiente. He terminado con ello", replicó. Llegados a este punto, Trump no ocultó su enfado con Turnbull. "Eres peor que yo", dijo y reveló que, de todas las conversaciones que había tenido hasta ese momento con líderes internacionales esa era "la más desagradable".
"La llamada con (Vladimir) Putin fue agradable (...) Esto es ridículo", añadió. Aunque el primer ministro australiano trató de reconducir la conversación hacia otros temas, Trump se negó. "Puedes contar conmigo", le dijo Turnbull. "Eso espero", respondió el presidente y colgó, acabando así con un tenso diálogo de 24 minutos.
Interrogada por ambas charlas, una fuente conocedora del asunto le ha restado importancia porque, según ha recordado, Trump se reunió después con Peña Nieto y con Turnbull con buenos resultados. "El presidente es un duro negociador que siempre intenta lograr los mejores tratos para Estados Unidos (...) Está decidido a poner a Estados Unidos primero", ha enfatizado, recurriendo al eslogan de la campaña electoral de Trump. Lo cierto es que, si bien Trump intentó seguir adelante con la construcción del muro, finalmente el proyecto quedó paralizado por la falta de fondos públicos, limitados por el Congreso. No obstante, en el caso de Australia, el Gobierno sigue esperando a que Trump acepte la cuota de 2.000 solicitantes de asilo cumpliendo así con el pacto, mediado por Naciones Unidas.