EVITÓ REFERIRSE A LOS SUPREMACISTAS BLANCOS
El presidente de EEUU, Donald Trump, suma una nueva polémica a raíz de los violentos incidentes ocurridos en Charlottesville, en el estado de Virginia. Su reacción para condenar los disturbios, que se saldaron con tres muertos y cuatro detenidos, ha sido calificada como complaciente con los movimientos de extrema derecha. Entre los participantes en la marcha de blancos supremacistas, convocatoria que motivó los incidentes, se encontraban grupos neonazis, entre ellos miembros del Ku Klux Klan.
Los estadounidenses esperaban de su presidente una condena clara y fuerte de estos movimientos radicales pero se sintieron decepcionados. "Condenamos en los términos más enérgicos esta demostración masiva de odio, intolerancia y violencia de diversas partes", dijo Trump de forma considerada demasiado genérica.
Durante los diez minutos que ha durado su intervención, el mandatario no ha mencionado de forma explícita a los supremacistas blancos, quizá recordando que recibió el apoyo de estos grupos extremistas durante su campaña electoral. En cualquier caso, palabras demasiado blandas para muchos. Y las críticas no sólo le han llovido de los demócratas, también los miembros de su partido se quejan de que el presidente no llame al mal por su nombre.
En comparación, su hija y asesora del presidente, Ivanka Trump, evitó dar rodeos denunciando "el racismo, la supremacía blanca y los grupos neonazis". Lo hizo a través de una serie de 'tuits' en los que aseguró que "no hay lugar en la sociedad" para este tipo de ideas radicales.