EE.UU
La importancia estratégica de la isla encandila al presidente, pero Dinamarca tiene la soberanía sobre la isla y su primer ministro recalca que "no está en venta".
El nuevo presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, sigue realizando gestiones pocas semanas antes de que asuma el cargo. Tras amenazar con la "devolución" del canal de Panamá si no se rebajan las tarifas de paso, Trump ha anunciado el nombramiento de Ken Howery (antiguo enviado especial para Suecia) como nuevo embajador en Dinamarca y ha aprovechado para señalar que el "control" de la isla de Groenlandia, isla bajo la soberanía danesa es "una necesidad absoluta" para los Estados Unidos por "motivos de seguridad nacional y libertad en todo el mundo".
Por su parte, el primer ministro de Groenlandia, Mutue Egede, ha respondido tajantemente a la sugerencia de vender la isla: "Groenlandia es nuestra. No estamos a la venta y nunca lo estaremos", ha sentenciado el primer ministro. Sin embargo, se ha mostrado abierto a "la cooperación y al comercio con todo el mundo, especialmente con nuestros vecinos, dado que todo el comercio no puede pasar por Dinamarca", basándose en que Groenlandia debe poder actuar con cierta independencia de Copenhague, según el diario 'Jyllands-Posten'.
Groenlandia cuenta con una población aproximada de unas 56.000 personas y es una parte autónoma del Reino de Dinamarca desde el año 2009, decidiendo sobre la mayoría de sus asuntos internos pero dejando que Copenhague se encargue de la política exterior y de la defensa. En lo referido a la defensa, Estados Unidos cuenta con la base aérea de Thule, en el aeropuerto de Pituffik, siendo la base militar más septentrional de la fuerza aérea de los Estados Unidos, de ahí su importancia estratégica para el ejercito estadounidense y para su sistema de alerta temprana de misiles balísticos, ya que la ruta más corta entre Europa y América del Norte pasa por Groenlandia. Además, la isla cuenta con riqueza mineral, petrolera y de gas natural, pero su desarrollo ha sido muy lento, dejando a su economía dependiente de la pesca y de los subsidios anuales que les otorga Dinamarca.
De momento, ni la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, ni ningún otro miembro del Gobierno han hecho declaraciones al respecto, pero varios diputados de Groenlandia han tachado estas declaraciones de Trump de "muy irrespetuosas", tras volver a sugerir sus ideas sobre comprar la isla. "En la medida en que las actividades estadounidenses tengan como objetivo tomar el control del territorio danés, deben prohibirse y contrarrestarse. Entonces no pueden estar allí en absoluto", declaró Rasmus Jarlov, miembro del parlamento que encabeza el comité de defensa.
Este deseo del presidente electo de Estados Unidos viene ya desde su primer mandato, manifestando en numerosas ocasiones sus intenciones de comprar Groenlandia en un momento en el que China había redoblado sus inversiones en la isla. De hecho, la administración de Trump en 2018 consiguió impedir que el gobierno chino financiara la construcción de tres aeropuertos en el territorio groenlandés.
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