TRANSICIÓN EN EL GOBIERNO DE EEUU
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sigue incorporando a conservadores a su futura administración al designar al senador por Alabama Jeff Sessions como fiscal general, al general retirado Michael Flynn como asesor de seguridad nacional y al congresista Mike Pompeo como director de la CIA: un crítico de la inmigración legal, un ex militar acusado de islamofobia y uno de los miembros instrumentales en la acusación contra Hillary Clinton por negligencia en el asalto a la Embajada de EEUU en Bengazi.
Sessions es el nombramiento más destacado. Fue uno de los primeros congresistas en prestar su apoyo a Trump, y ha sido presidente de su comité de seguridad nacional duante la campaña. El senador es uno de los más prominentes enemigos de la inmigración legal en Estados Unidos -- "la principal fuente de la depreciación del trabajo en el país", escribió el año pasado en una columna de opinión en el 'Washington Post' --, y uno cuya carrera como fiscal de Alabama ha estado plagada de acusaciones de racismo que Sessions siempre ha negado.
Acusaciones que, sin embargo, acabaron costándole sus esfuerzos para ocupar un cargo como juez federal. Allegados testificaron que Sessions empleaba habitualmente la palabra "negraco" y había expresado su simpatía por el Ku Klux Klan "hasta que descubrió que fumaban porros", según fuentes consultadas por el 'New York Times'.
Al igual que Pompeo, Sessions ha demostrado afinidad por el movimiento antigubernamental Tea Party -- gracias muy en parte a su radical postura contra la inmigración --, sin embargo se ha mostrado en ocasiones partidario de la colaboracón con los demócratas, como en una apuesta para restringir límites de gasto.
Sessions, de 70 años y nacido en la emblemática localidad de Selma, ha sido también un férreo partidario de la invasión de Irak y contrario a las medidas de estímulo económico impulsadas por la administración Obama en sus ocho años.
Una punta de lanza en la oposición legislativa contra el presidente de los últimos años, merced en buena parte a su gran experiencia en los entresijos de Washington como integrante de hasta cuatro comités (el Presupuestario, el Judicial, el de Servicios Armados y el de Obras Púbicas) y llegó a ser incluso considerado por Trump para acompañarle como nominado a la Vicepresidencia en su carrera a la Casa Blanca.
"Sessions es una mente legal de clase mundial, enormemente admirado por los eruditos del Derecho", ha manifestado Trump a través del comunicado remitido por su equipo de transición. Sessions, por su parte, se ha declarado "honrado por la nominación" y ha manifestado su deseo de "poner todas sus fuerzas en el desempeño de su trabajo" y abrazar "con entusiasmo" la visión de Trump para "una única América, con justicia e imparcialidad".
El general retirado Michael Flynn, por su parte, recibe la nominación horas después de que la ONG Human Rights Watch denunciara su enorme desprecio hacia la Convención de Ginebra y otras leyes que prohíben la tortura.
"Al ofrecer este cargo a Flynn, el presidente electo Trump está debilitando el compromiso de Estados Unidos sobre las leyes internacionales", ha asegurado la directora de HRW en Washington, Sarah Margon.
Flynn se ha negado varias veces a descartar la propuesta de Trump para usar la tortura y otros crímenes de guerra. "Apoyo la idea de que la mejor manera es dejar el mayor número de opciones sobre la mesa hasta el último momento", aseguró Flynn en mayo.
Aunque se da la circunstancia de que Flynn es un demócrata registrado, en realidad se le considera un independiente con una ideología marcadamente reaccionaria, que ocasionalmente saca a relucir en su cuenta de Twitter, donde llegó a escribir que "el miedo a los musulmanes es algo completamente racional" y ha colaborado como contertulio en la cadena rusa Russia Today, asociada al Kremlin.
Flynn, de 57 años, nacido en Rhode Island e hijo de un veterano de las guerras de Corea y Vietnam ha permanecido durante 33 años en el Ejército, una larga etapa centrada en el oscuro ámbito de la Inteligencia Militar y las misiones de Operaciones Especiales. Allí se granjeó el respeto de sus subordinados, que destacan de él su talento en la lucha contra el terrorismo, si bien lamentaron en ocasiones su perspectiva, demasiado agresiva a su entender, en las operaciones iniciales contra Al Qaeda.
Por último, y una vez reciba la aprobación del Senado, el congresista republicano Mike Pompeo será el nuevo director de la CIA. Nacido en California hace 52 años y miembro declarado del movimiento antigubernamental Tea Party, ha servido al estado de Kansas en la Cámara de Representantes desde 2011, tras una larga experiencia militar como graduado de la Academia de West Point.
El congresista es además miembro vitalicio de la Asociación Nacional del Rifle, opositor al cierre de la prisión de Guantánamo y ha acusado a los líderes musulmanes estadounidenses de ser "potenciales cómplices con su silencio" en los actos de terrorismo contra Estados Unidos.