Elecciones EE.UU
En su último acto de campaña, Donald Trump arremetió contra Kamala Harris, a quien calificó de "débil y necia". Además, reiteró su postura de mano dura contra la inmigración y criticó a los medios.
En su último acto de campaña, Donald Trump volvió a lanzar ataques contra la prensa, los inmigrantes y la vicepresidenta Kamala Harris. Con un tono desafiante, el expresidente no solo criticó a sus ya habituales adversarios, sino que también lamentó haber dejado el cargo en 2020 tras perder las elecciones y haber fracasado en su intento de revertir los resultados. “No debería haberme ido”, declaró provocando vítores entre sus seguidores.
Trump imaginó a los periodistas como “escudos humanos” en caso de un atentado contra él, afirmando que si alguien intentara atacarlo, tendría que “disparar a través de las noticias falsas”, algo que, según él, “no le importaría demasiado”. Estas declaraciones generaron risas entre el público presente, mientras el expresidente continuaba sus críticas a los medios, acusándolos de fabricar encuestas en su contra. “Las encuestas son tan corruptas como algunos de los escritores que están ahí atrás”, dijo, mientras defendía su popularidad.
Durante su discurso, Trump intensificó sus ataques personales contra la vicepresidenta Kamala Harris, a quien describió con desdén, llamándola “niña” y afirmando que sería “demasiado débil para la presidencia”. Insinuando que Harris carece de la fortaleza necesaria para liderar el país y Trump se cuestionó: “¿Quieren perder sus ahorros de toda la vida porque pusimos a una mujer necia en la Casa Blanca?”.
Harris, por su parte, ha enfatizado que Trump se dedica a “proteger a las mujeres les guste o no”, un comentario que ha resaltado como ejemplo del presunto desprecio de Trump hacia las mujeres. En contraste, Harris ha reafirmado su compromiso de gobernar para todos los estadounidenses, presentándose como una líder que prioriza la estabilidad económica sobre la confrontación.
Otro de los blancos de Trump en su discurso de cierre de campaña fue la inmigración. Prometió detener lo que él califica como una “invasión masiva de criminales” en el país, y ha reforzado su postura de mano dura. También ha apelado a la seguridad como uno de sus principales ejes de campaña. Este mensaje ha sido aplaudido entre sus seguidores más conservadores, aunque ha sido motivo de críticas entre defensores de los derechos humanos y sectores progresistas, que lo acusan de criminalizar a las comunidades de migrantes.
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