CIFRAS DE LA ABLACIÓN

Día contra la Mutilación Genital Femenina: unas 18.000 menores están expuestas a esta práctica en España

En la actualidad, las probabilidades de sufrir la mutilación son menores que en el año 1997 pero todavía hay 54 millones de niñas en todo el mundo en riesgo de sufrirla hasta el año 2030.

Este miércoles 6 de febrero se celebra el Día Internacional Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina 2019, considerada por Naciones Unidas una violación de los derechos humanos de mujeres y niñas, una forma de violencia contra la mujer y una discriminación por razón de género porque es un acto que se ejerce contra mujeres y niñas por el hecho de serlo.

Además, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, Igualdad de género, incluye entre sus metas "eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina".

Esta práctica es un delito castigado con entre seis y doce años de cárcel para quien la practique en España y, además, puede acarrear para los padres la pérdida de la custodia de la menor, aunque la mutilación se haya producido en otro país.

En España viven en torno a 70.000 mujeres procedentes de países donde se practica la MGF y, de todas ellas, unas 18.000, son niñas menores de 14 años, según un estudio realizado por la Fundación Wassu de la Universidad Autónoma de Barcelona, publicado hace un año con datos de 2016.

Cataluña es la comunidad autónoma que encabeza la lista de población femenina originaria de países donde se somete a la ablación, con 21.298 mujeres y 6.295 niñas de 0 a 14 años.

Graves consecuencias para la salud

La mutilación genital femenina (MGF) abarca todos los procedimientos que conllevan una ablación parcial o total de los genitales femeninos externos por motivos no médicos, según Organización Mundial de la Salud (OMS), que advierte de que esta práctica tiene consecuencias graves en la salud de las mujeres y las niñas, inmediatas y de largo plazo.

Entre las complicaciones para la salud destaca el dolor crónico, infecciones, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad e incluso la muerte.

200 millones de mujeres y niñas mutiladas

Más de 200 millones de niñas y mujeres han sufrido la mutilación genital femenina en 30 países de tres continentes, principalmente el Africano. Aunque en la actualidad una niña tiene un tercio menos de probabilidades de sufrir la mutilación que en el año 1997, sin embargo todavía hay 54 millones de menores que tienen probabilidades de sufrir la mutilación hasta el año 2030.

Países en los que se practica

Esta práctica se concentra en 29 países de Africa y de Oriente Medio, pero también es común en algunos países asiáticos como la India, Indonesia, Iraq y Paquistán, así como entre algunas comunidades indígenas de Latinoamérica, como la de Emberá en Colombia.

Los países con la prevalencia más alta entre niñas y mujeres de 15 a 49 años son Somalia (98%), Guinea (97%), Djibouti (93%) y Egipto (87%). Además, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.

Prohibida en 26 estados africanos

La ablación está prohibida ya en 26 estados africanos, aunque Kenia y Uganda son los más estrictos con el cumplimiento de la ley al respecto. Sierra Leona ha sido el último país en unirse a la prohibición, una decisión aplaudida por la comunidad internacional, ya es uno de los lugares con mayor prevalencia, pues el 90% de su población femenina está mutilada.

La muerte de una niña de diez años como consecuencia de las hemorragias sufridas tras una ablación en Sierra Leona el pasado mes de diciembre reavivó los llamamientos a las autoridades para acabar este ritual, que un mes después han prohibido.

¿Por qué se sigue practicando?

Naciones Unidas indica la MGF es una manifestación de una desigualdad de género "profundamente arraigada" que sigue practicando por diversos motivos: en algunas sociedades se considera un ritual iniciático; en otras es un requisito para el matrimonio, y hay comunidades cristianas, judías y musulmanas que atribuyen a esta práctica una base religiosa.

"La mutilación puede considerarse un elemento importante de una cultura o identidad, por lo que es difícil para las familias optar por no someter a sus hijas a la ablación. Los que rechazan esa práctica pueden ser condenados o quedar abocados al ostracismo. Incluso los padres que no quieren que sus hijas se sometan a una MGF pueden sentirse obligados a ello", apunta la ONU.

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