OCURRIÓ DURANTE LOS AÑOS 80
La Policía brasileña detuvo en la ciudad meridional de Caçapava do Sul, en el estado de Río Grande do Sul, a un antiguo párroco sospechoso de abusos sexuales a por lo menos seis menores de edad desde los años ochenta, informaron fuentes oficiales.
El religioso, João Marcos Porto Maciel, de 74 años, fue detenido en un templo de una congregación cristiana fundada por él mismo, después de haber sido excomulgado de la Iglesia Católica y expulsado de la Anglicana, según informó la Policía Civil de Río Grande do Sul.
En ese templo, Maciel recibía menores de edad que estaban en situación de "vulnerabilidad social", según un comunicado de la Policía. Maciel fue detenido junto a otros dos párrocos que estaban en el templo y conducido a la comisaría de Caçapava do Sul, donde permanecerá detenido hasta su juicio.
En la operación policial, las autoridades se incautaron de dos armas de fuego, varios ordenadores y dispositivos de almacenamiento de medios, cuyo contenido será analizado posteriormente. El antiguo cura será acusado de dos delitos de violación de personas vulnerables, puesto que las otras cuatro violaciones de menores que se le atribuyen ya han prescrito.
Además, se le acusará de prescripción ilegal de drogas, puesto que, según las investigaciones, se las suministró a varias víctimas, y del delito de racismo, porque aplicaba "castigos más severos" a los niños negros, según el comunicado. Las víctimas eran niños que participaban en clases de música y otras actividades desarrolladas en la iglesia, donde convivían con Maciel.
El religioso también convencía a los niños de que las prácticas sexuales eran un "premio" a los mejores alumnos de las clases de música que él impartía. Una de las víctimas, el empresario Marcelo Ribeiro, escribió un libro en 2011 relatando los detalles de los abusos sufridos por Maciel cuando formaba parte del coro de la iglesia en los años ochenta, cuando tenía entre once y doce años de edad. Las víctimas tardaron décadas en denunciar a Maciel por vergüenza y por miedo a las amenazas del propio cura para que no contasen los abusos.