Protestas
El movimiento canadiense de protestas llega al corazón de Europa. En Ontario consiguieron bloquear durante más de una semana el puente que une los flujos comerciales entre Canadá y Estados Unidos. Los europeos quieren imitarles. Estuvieron en sábado en París, después en Holanda y su intención ahora es paralizar Bruselas con sus camiones y vehículos pesados. Las autoridades belgas se han tomado muy en serio sus intenciones y no han autorizado la protesta.
"Por favor, en la medida de lo posible, el próximo lunes no vaya a la oficina, quédese trabajando en casa",... este es el mensaje que muchos trabajadores en Bruselas han recibido de sus jefes. Medidas preventivas ante la posibilidad de que los manifestantes bloqueen la capital comunitaria con sus camiones, siguiendo los pasos de lo que ha ocurrido en Canadá. Se hacen llamar 'Convoy para la libertad' y su dinámica es colapsar ciudades a través de vehículos de gran tonelaje.
"Nos quieren imponer la vacunación de forma encubierta con el Pasaporte COVID. Tenemos una carta de quejas que queremos entregar a la presidenta Úrsula Von der Layen, así que intentaremos llegar hasta la puerta de la Comisión Europea", asegura uno de los organizadores, en dirección a la frontera belga.
El objetivo del colectivo es hacer confluir en Bruselas a manifestantes de todas partes de Europa. Se miran en el espejo de Canadá, donde el puente Ambassador, el paso fronterizo de referencia con Estados Unidos, quedó completamente cortado durante siete días, lo que provocó un importante hachazo al flujo comercial entre las economías de ambos países; hasta los presidentes Joe Biden y Justin Trudeau tuvieron que involucrarse para solucionar el conflicto.
Francia, otro país de larga tradición reivindicativa, también ha sufrido el efecto contagio. Manifestantes llegados de todo el territorio francés, -Niza, Lille, Estrasburgo, Vimy o Chateaubourg-, trataron de colapsar la villa de París durante el pasado fin de semana. El choque terminó con medio centenar de detenidos y casi 400 partes de infracción. La policía gala calcula que unos 3.000 vehículos intentaron entrar en París.
Bélgica prohíbe la marcha
Con estos antecedentes, las autoridades belgas se temen lo peor y decidieron no autorizar la marcha. El alcalde de Bruselas asegura que “no permitirá que tomen de rehén a la ciudad”. Los servicios del ayuntamiento explican que se ha habilitado un enorme parking, en las afueras, para redireccionar allí a todos los vehículos sospechosos. Ese parking será el único lugar donde se puedan manifestar. De hecho, se ha emitido una norma por la que, durante 48 horas, se prohíbe de manera temporal manifestarse en Bruselas con vehículos motorizados.
Las protestas contra las medidas Covid no son nuevas en Bélgica. En los últimos dos meses se han celebrado en Bruselas hasta cinco marchas, algunas de ellas multitudinarias, con hasta 50.000 personas. Protestan por las restricciones impuestas o por la obligatoriedad de presentar el Pasaporte Covid para casi todo en este país, desde la hostelería, el ocio, el deporte o la salud. Critican que es una forma de disfrazar la vacunación obligatoria.
Pero el mayor problema es que la práctica totalidad de las convocatorias han terminado en graves disturbios y enconados enfrentamientos contra la policía. Muchos edificios del barrio europeo han sufrido la ira de los manifestantes, que han lanzado adoquines, piedras y hasta las rejillas de las alcantarillas contra los cristales de las fachadas.
A finales de enero, varios individuos encapuchados destrozaron la entrada del Servicio de Acción Exterior, donde tiene su despacho Josep Borrell, el jefe de la diplomacia comunitaria. El primer ministro belga ha asegurado que "todo el mundo es libre de expresar su opinión en las calles, pero que nuestra sociedad nunca aceptará la violencia indiscriminada".
Protestas globales
Las protestas cada vez son más globales. Colectivos de varios países se juntan para intentar hacer más ruido. Los dirigentes europeos son conscientes de que la fatiga pandémica empieza a notarse en muchos sectores de la sociedad y por eso ya vamos viendo cómo las restricciones empiezan a relajarse progresivamente.
Pero debemos diferenciar entre el absoluto derecho a manifestarse, incluido en todas las Constituciones europeas, y la imposición de su visión que algunos pocos quieren imponer por medio de la violencia. Esos individuos que muestran su odio tirando piedras contra los agentes de policía solo se representan a ellos mismos, no hablan en nombre de ningún pueblo.