EN LA CUMBRE SOBRE LOS REDUGIADOS
Estados Unidos ha asegurado que decenas de países se han comprometido a acoger este año a más de 360.000 refugiados en total, casi el doble que en 2015, y a proporcionar más oportunidades laborales y sociales a las personas desplazadas para paliar esa grave crisis humanitaria.
La cumbre sobre refugiados encabezada por el presidente de EEUU, Barack Obama, en la que participaron 52 países y organizaciones, se celebró un día después de que la ONU organizara su propia cita sobre el tema, que se cerró sin compromisos concretos de los países, y había generado por tanto una gran expectación.
"Colectivamente, nuestras naciones están casi duplicando el número de refugiados que admitiremos en nuestros países, hasta más de 360.000 este año", dijo Obama en la Cumbre de Líderes sobre Refugiados, celebrada en la sede de Naciones Unidas.
En su conjunto, los participantes en la cumbre han dedicado 4.500 millones de dólares más este año que el pasado para luchar contra la crisis global de refugiados y han facilitado empleo a un millón más de desplazados que en 2015, según la Casa Blanca. En ese recuento de compromisos entra cualquier anuncio hecho por los países participantes "en cualquier momento" desde que comenzó este año, según ha confirmado una fuente del Departamento de Estado de EEUU, por lo que no todos los países acudieron a la cita con una aportación nueva.
La Casa Blanca tampoco divulgó una lista completa de participantes, ni aclaró qué países asumirán la mayor parte de la carga de los 360.000 refugiados aceptados o reasentados este año. Obama aseguró, sin embargo, que las aportaciones reunidas en la cumbre ayudarán a "salvar vidas", y reiteró el anuncio hecho la semana pasada por su Gobierno de que acogerá a 110.000 refugiados en el año fiscal 2017, "un aumento de casi el 60 % respecto a 2015".
La cumbre estuvo copresidida por México, Jordania, Suecia, Alemania, Canadá, Etiopía y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien recordó que el 90 % de los refugiados se encuentran en Estados de ingresos bajos y medios.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, prometió aumentar "en el 80 % el personal de la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados" y llamó la atención sobre la "grave" situación de los desplazados provenientes de Centroamérica, empujados al norte por "la violencia del crimen organizado" y el cambio climático.
También participó el presidente de Argentina, Mauricio Macri, quien se comprometió a aumentar el número de refugiados sirios que recibe su país y a darles todo el apoyo posible, incluidas facilidades para trabajar y becas universitarias. En el mismo sentido, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, se comprometió a "realizar el mayor esfuerzo posible para reducir los tiempos de atención a refugiados" y proporcionarles "becas de estudio".
El rey de España, Felipe VI, prometió que su país "seguirá dando prueba de solidaridad y generosidad" los próximos años, pero todos los "remedios paliativos" son "insuficientes" si no se pone fin a los conflictos y actos terroristas que provocan los desplazamientos.
En la cumbre también participaron varios de los países más afectados por el flujo de refugiados, encabezados por Turquía, que da cobijo a unos 2,5 millones de sirios y que, según su Gobierno, ha gastado más de 25.000 millones de dólares en la crisis y solo ha recibido 525 millones de la comunidad internacional.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha garantizado
que el país va a seguir aceptando los refugiados que haga falta y a tratar de ofrecerles las mejores condiciones de vida posibles, pero volvió a denunciar la falta de apoyo de los países más ricos y acusó a la Unión Europea de haber incumplido sus promesas de ayuda.
También se mostró muy crítico el primer ministro libanés, Tammam Salam, cuyo país es el que cuenta con una mayor proporción de refugiados en su población y destacó la falta de resultados de las numerosas reuniones internacionales celebradas hasta ahora. "¿Qué podemos presentar de toda esta movilización de poder político? Muy poco", subrayó.
La UE, mientras, recordó su apoyo financiero a los esfuerzos humanitarios y para apoyar a los refugiados, pero volvió a combinar ese mensaje con uno de dureza en las fronteras. "Nuestro objetivo final es que los refugiados logren asilo en países de la UE a través del reasentamiento y no embarcándose en peligrosos viajes organizados por traficantes", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.