Narcotráfico
Supone un 119% de aumento en las incautaciones de píldoras de fentanilo comparado con el año 2022.
El fentanilo golpea las calles de Estados Unidos en forma de polvo o píldoras. En la última década se ha presenciado un incremento en su consumo con efectos devastadores. Entre los años 2018 y 2021, las muertes atribuidas a sobredosis de este potente opiáceo se dispararon en más del 90% y ahora, la Administración para el Control de Drogas (DEA) ha comunicado que en el año 2023 se incautó un total de 386 millones de dosis mortales de esta sustancia.
Se trata de una cantidad suficiente para matar a todos los ciudadanos del país norteamericano. Además, casi un 10% de las drogas incautadas estaban camufladas como otro tipo de sustancia. Así lo ha informado el agente especial a cargo de la DEA, Frank Tarentino. "El engaño enmascara la realidad cuando se trata de drogas mortales en las calles de las ciudades de hoy", explicó.
Esto supone un 119% de aumento en las incautaciones de píldoras de fentanilo comparado con el año 2022. Solo dos miligramos de esta sustancia es suficiente para causar la muerte cuando una sobredosis de esta sustancia se posiciona como la principal causa de muerte entre estadounidenses de 18 a 45 años.
El fentanilo fue utilizado originalmente como analgésico intravenoso y sintetizado por primera vez en 1960. Sin embargo, durante las décadas siguientes se expandió su uso a otros fines, como los recreativos.
Esta sustancia produce una estimulación en el sistema nervioso central que puede afectar lo que se conoce como sistema cerebral de recompensa, que regula diversos aspectos del comportamiento humano, como el placer, la memoria y el aprendizaje. Esta estimulación puede llevar a cambios cerebrales conocidos como neuroadaptaciones, que promueven mayor tolerancia o adicción.
El fentanilo pertenece a la categoría de los opiáceos y es 50 veces más potente que la heroína, lo que lo ha convertido en uno de los opiáceos sintéticos más destacados y temidos.
El epicentro se encuentra en Nueva York, sobre todo en el Bronx. La tasa de mortalidad en el país por sobredosis de fentanilo es del 70% en más de 112.300 ciudadanos estadounidenses fallecidos por intoxicaciones. Solo en Nueva York se estima que murieron 6.000 personas por este tipo de sustancia.
La mayor parte de fentanilo vendido en el país proviene de México, donde los cárteles de la droga lo sintetizan. Las regiones más afectadas son Connecticut, Maine, Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island y Vermont, así como los estados de Delaware, Maryland, Pensilvania, Virginia, Virginia Occidental y Washington D.C.
Los expertos coinciden en que el problema se remonta a la alta prescripción de estos productos para hacer frente al dolor crónico. La DEA estima que las redes criminales producen pastillas en masa para hacerlas pasar por medicamentos legales obtenidos con receta.
Por su parte, durante el Gobierno de Donald Trump, el Congreso aprobó una ley que impone más regulaciones sobre los opioides de prescripción médica y otorga subvenciones a los estados para ayudar a combatir la epidemia. También se llegó a acuerdos con China para reducir la fabricación de ciertos fentanilos.
Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca se han aplicado políticas adicionales desde que asumió el cargo. El Congreso aprobó una legislación que facilita a los médicos recetar buprenorfina, un fármaco que ayuda a las personas a recuperarse de la adicción a los opioides. Los departamentos de Seguridad Nacional y Justicia también han aumentado las operaciones policiales destinadas a la producción y el contrabando de fentanilo. Además, se impusieron sanciones a miembros del cártel de Sinaloa, entre otras.