MILES DE PERSONAS PENDIENTES DE LA DECISIÓN
María del Mar conoció a Heather en Sevilla. Se hicieron amigas, se enamoraron y diez años después, en 2011, se casaron en Manhattan. Pero su sueño de igualdad sólo es posible dentro del estado de Nueva York. Más allá, su boda no tiene validez. Las leyes federales sólo reconocen el matrimonio entre un hombre y una mujer. Mar, por tanto, no podrá heredar, ni recibir una pensión y ni siquiera tiene derecho al permiso de residencia que le correspondería si se hubiera casado con un hombre. Por eso, cuando caduque su visado, será una inmigrante irregular.
El año pasado, junto a otros matrimonios, presentaron una demanda por discriminación contra el Gobierno de Estados Unidos y ahora los nueve jueces de la Corte Suprema escuchan su petición. La cámara podría modificar la ley del matrimonio, que según el propio presidente Barack Obama viola el derecho constitucional a la igualdad. Las parejas del mismo sexo deberían poder casarse es lo que miles de personas esperan oír de la máxima instancia judicial, que se pronunciará en junio. Entre ellas, la española que lucha por la igualdad al otro lado del Atlántico.