TERRORISTA SUICIDA
Un correo anónimo recibido minutos antes de las explosiones en la agencia oficial de noticias sueca, relacionaba el atentado con la guerra de Afganistán y con la caricaturas de Mahoma realizadas por un artista sueco.
La Policía reforzaba la seguridad en el centro de la capital en la que, a la misma hora del ataque terrorista, el Rey Gustavo ofrecía una cena de gala a los galardonados con el premio Nobel.
En el Palacio Real de Estocolmo, sólo habían pasado dos horas de las explosiones y a pesar de la conmoción, Suecia decide volver a la normalidad. Puntualmente, el rey Carlos Gustavo ofrece una cena a los Premios Nobel de este año, todo en orden.
Un día después la quietud reina en el escenario de las explosiones, aunque los ciudadanos no ocultan su perplejidad. "Por supuesto que esto puede ocurrir en Suecia, ya perdimos a nuestro primer ministro y a una ministra de exteriores, pero lo de ayer es surrealista" comenta esta vecina de Estocolmo.
El asesinato de Olof Palme en 1986 y el de la canciller Anna Lindh en 2003 han sido los únicos atentados registrados en decenios en este tranquilo país escandinavo. Aunque la decisión en 2001 de sumarse al operativo internacional en Afganistán parece haberle alejado de su papel de país neutral.
500 militares suecos permanecen allí, de los cuales 5 han perdido la vida. Otro asunto que ha granjeado a Suecia el rencor islamista son unos dibujos publicados hace tres años. Son las caricaturas de dudoso gusto del ilustrador Lars Vilks en los que ridiculiza al Profeta Mahoma. Su participación en numerosos foros por la tolerancia no le han librado de amenazas, y su casa ya ha sido atacada en varias ocasiones.