UNA HISTORIA DE PRINCESAS, EMPRESARIOS Y FRAGANCIAS
Su historia es la de un joven que se ha convertido en un chico de éxito. Se ha clasificado para los Juegos Olímpicos de Invierno del año que viene en 'luge' (la modalidad de descenso en trineo boca arriba).
Es el primero en Tonga -una pequeña isla de Oceanía- que lo consigue. Cambió la arena blanca y las aguas cristalinas por el trineo y la nieve. Y todo gracias a la princesa de su país.
El cuento comienza así: ella se apiada de un hijo de productores de coco, le consigue patrocinador en Alemania y allí le bautizan como a una marca de perfumes germana: Bruno Banani. Así consigue financiar su carrera.
Pero el cuento de hadas se vino abajo cuando la prensa desveló toda la verdad. Bruno Banani se llama realmente Fuahea Semi. Cambió de nombre -pasaporte incluído- al llegar a Alemania como parte de una campaña de marketing.
Todo fue una mentira orquestada por princesas, empresarios y fragancias.
Una historia que no es única. Un equipo jamaicano que intentó clasificarse para unos Juegos en 1988, o aquel joven africano qeu consiguió ser un héroe sin ganar un metal. Vino de Guinea Ecuatorial a participar en Sydney 2000 y con muchos apuros llegó a la meta. Apenas sabía nadar.