ha dicho sentirse discriminado por ser musulmán
La Justicia estadounidense ha condenado a cadena perpetua a Ahmad Jan Rahimi, el ciudadano estadounidense que fue detenido por colocar varios artefactos explosivos en Nueva York y Nueva Jersey en septiembre de 2016, uno de los cuales explotó en el barrio de Chelsea (Manhattan) y dejó 30 heridos.
Un tribunal federal había declarado culpable en octubre de 2017 a Rahimi, de 30 años, de los ocho cargos a los que se enfrentaba por la colocación de los distintos artefactos, que devolvieron a Nueva York el miedo terrorista 15 años después del 11-S.
Rahimi fue señalado como responsable de la explosión de una bomba casera depositada frente a un bar del barrio neoyorquino de Chelsea y que provocó una treintena de heridos, así como de la colocación de un segundo artefacto a unas calles de distancia que fue detonado de forma controlada.
También se le atribuye otro pequeño artefacto que había estallado ese mismo día coincidiendo con una carrera popular en Nueva Jersey. Rahimi, que según el Departamento de Justicia estaba "inspirado" por los grupos terroristas Daesh y Al Qaeda, ha evitado asumir los hechos durante el proceso y ha dicho sentirse discriminado por ser musulmán. "He entendido por qué hay tanta frustración entre los musulmanes de otras partes y el pueblo estadounidense", ha alegado en una confusa declaración, según NBC News.
A la vista final han acudido varias de las víctimas del atentado, así como el padre de Rahimi, que ha llegado a reconocer en entrevistas que su hijo es un "terrorista" y que el FBI debería haber hecho algo para detenerle antes de que pasase a la acción.
El fiscal general adjunto para Seguridad Nacional, Edward C. O'Callaghan, ha aplaudido la sentencia en un comunicado en el que ha subrayado que Rahimi "pretendía matar y herir al mayor número posible de personas inocentes". En este sentido, ha descrito la sentencia como "una victoria de la ciudad de Nueva York y del país en la lucha contra el terrorismo".