ya fue condenado a cadena perpetua en 2015
Niel Högel, el enfermero alemán de 41 años, ya fue condenado a cadena perpetua en 2015 por dos asesinatos y tres intentos de asesinato, y el pasado martes se volvió a declarar culpable por más de un centenar de asesinatos a pacientes de las clínicas de Delmenhorst y Oldenburg en las que trabajaba. Högel les suministraba mediante inyecciones dosis letales de veneno a sus pacientes, que les alteraban el ritmo cardiaco, para después tratar de reanimarlos con el fin de impresionar a sus compañeros de trabajo y también para ofrecer una imagen de héroe.
Una compañera de trabajo le pilló en 2005 envenenando a un paciente. A raíz de este descubrimiento se abrió una investigación en la que se descubrieron decenas de muertes de pacientes que habían sido tratados por Högel en circunstancias sospechosas.
En el juicio, que comenzó el pasado martes, han acudido más de 120 familiares de la víctima y se ha tenido que trasladar a la audiencia a una sala más grande debido a la enorme afluencia. El retorcido enfermero ha afirmado que se sentía tenso cuando inyectaba el veneno a los pacientes pero que no podía evitarlo. El móvil de los crímenes era siempre el “aburrimiento y el querer demostrar a mis colegas mi valía”.
"Después de haber matado a cincuenta enfermos, dejé de contar", ha declarado Högel en el juicio. Para determinar que las muertes de más de 170 pacientes eran provocadas por el letal veneno, fue necesario exhumarlos.