Huelga agricultores
La crisis agraria se ha convertido en un tema prioritario para la UE, a solo cuatro meses de las elecciones europeas de junio. Los grupos políticos pugnan por monopolizar la batalla de los tractores y, así, garantizarse el voto rural. El gran peligro es que terminen convirtiendo a Europa en el culpable de todos los males.
Bruselas avisa de que el sector agrícola debe prepararse para el futuro y eso incluye afrontar una serie de cambios que son inevitables. Pero el ritmo de la transformación y el nivel de profundidad seguramente va a ser mucho menos ambicioso de lo que pensaba la Comisión Europea hace solo unas semanas. ¿Qué ha ocurrido? Que los tractores han salido a la calle y sus bocinazos y bloqueos amenazan con modificar las políticas comunitarias en los próximos meses, sobre todo con unas elecciones en menos de cuatro meses.
La Eurocámara ha celebrado un debate específico sobre la crisis agraria en el que la Comisión ha reconocido que la polarización actual requiere un diálogo sereno y en profundidad entre todos los actores de la cadena alimentaria.
El vicepresidente Maros Sefcovic ha prometido que Bruselas defenderá unas dignas condiciones para todos los agricultores. "Vemos como están protestando en las calles de Europa, unos sienten que tienen las manos atadas y que sus necesidades no se tienen en cuenta. Hay que actuar para garantizar el futuro del sector, de aquellos que trabajan en él y de los consumidores que nos beneficiamos. Tenemos que garantizar que el sector agroalimentario siga siendo competitivo, pero con ingresos decentes para todos los agricultores y las pymes en toda la cadena".
La crisis del campo se ha colocado como uno de los temas prioritarios de la Unión Europea, aunque los problemas dentro del sector son muy variados. De hecho, el comisario Sefcovic ha pedido "no simplificar la situación porque los problemas del sector agroalimentario son muy complejos".
Se enfrentan a cambios radicales en muchos ámbitos, como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático, la escasez de alimentos, el aumento de precios o un mercado global cada vez más competitivo. Todas estas variables están teniendo un impacto enorme en las comunidades rurales y Bruselas sabe que deben ayudarles en todas las transformaciones necesarias.
El debate en el Parlamento Europeo no se ha limitado a buscar soluciones para el campo, también tiene mucho de batalla política al más alto nivel entre los grupos de la cámara. Estamos a menos de cuatro meses para las elecciones europeas (6-9 de junio) y la pugna por apropiarse la lucha de los agricultores es durísima. Ahora mismo es uno de los sectores de voto más cotizados, por la fuerza que pueden arrastrar en las próximas semanas y meses.
Ninguno de las fuerzas políticas ha desaprovechado la ocasión para lanzar guiños a las tractoradas y recordar que son ellos los que les han defendido desde el principio. Abría fuego Manfred Weber, el líder del PPE, que ha asegurado que "los agricultores saben desde hace años que pueden contar con el Partido Popular Europeo. Nosotros decimos sí a protección climática y al medio ambiente, pero con los agricultores, no contra los agricultores". En seguida le ha rebatido la jefa de los socialistas europeos, la española del PSOE Iratxe García, pidiendo a los manifestantes que no se dejen llevar por los cantos de sirena de los políticos conservadores. "Los agricultores deben saber que la pugna entre la derecha y la extrema derecha daña sus intereses. Necesitamos más diálogo y menos polarización. Los agricultores no son patrimonio de nadie".
El debate ha continuado con un enfrentamiento verbal entre los Verdes y la extrema derecha de la cámara. Marco Zanni, el eurodiputado italiano de La Liga, ha cargado contra el ejecutivo comunitario, diciendo que “hemos llegado hasta aquí por la esquizofrenia de la Comisión Europea en estos cinco años de mandato. El campo ha despertado y esta es la voz de alarma para obligarles a corregir y modificar el rumbo”.
Los Verdes critican que la extrema derecha eche la culpa de todo al Pacto Verde, un plan que ellos consideran absolutamente necesario ante unos años en los que cada vez vemos más inundaciones y sequías al mismo tiempo. Y el grupo de La Izquierda han querido recordar que ellos siempre criticaron los acuerdos de libre comercio que ha firmado la UE, otra de las reivindicaciones del campo, porque se quejan de que por esta vía entran en nuestro mercado productos que no tienen que pasar los mismos controles que los europeos y, por tanto, supone una competencia desleal para nuestros agricultores.
"La derecha no quiere evitar que la agroindustria se llene los bolsillos a costa de los trabajadores del campo y ahora vienen aquí a defender a las comunidades agrícolas", ha dicho Manon Aubry. La diputada francesa de la Izquierda Unitaria ha cargado contra el acuerdo de Mercosur, argumentando que "¿cómo van a ser competitivos nuestros agricultores de empresas familiares frente a una macrogranja de Brasil? Cada acuerdo que firma la UE es un insulto a los trabajadores del campo".
La urgencia del tema se demuestra cuando la presidenta Úrsula Von Der Layen está comandando en primera persona la respuesta desde Bruselas. En la última cumbre de jefes de Estado ya anunció que su equipo está trabajando en una nueva propuesta para reducir la carga administrativa y burocrática que soportan los agricultores, una de las grandes reivindicaciones del sector. Y esta semana la política alemana ha hecho la primera gran concesión: retira la propuesta sobre reducción de pesticidas, que exigía limitar su uso a la mitad para 2030.
"Los meses venideros no serán fáciles, pero creo que tenemos una gran oportunidad. Nuestro sector agroalimentario necesita una solución a largo plazo. Debemos escucharnos unos a otros y buscar soluciones comunes. Necesitamos dejar de culparnos unos a otros, debemos encontrar soluciones conjuntas a los problemas", ha dicho Úrsula Von der Layen.
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