LA EPIDEMIA SE EXTIENDE A GRAN VELOCIDAD
Las aguas están comenzando a remitir en las zonas de Mozambique que quedaron inundadas a raíz del paso del ciclón 'Idai' por el país hace diez días, en el que ha dejado hasta el momento 446 muertos y 1.500 heridos y donde aún hay personas atrapadas a la espera de ser rescatadas. "Ahora estamos más organizados, después del caos que hemos tenido, así que estamos repartiendo comida y refugio a más personas hoy", ha comentado a la prensa el ministro de Tierras y Medioambiente, Celso Correia.
Según ha precisado, unas 128.000 personas se encuentran ya en los campos para desplazados que se han instalado en las provincias de Sofala, Manica, Zambezia y Tete, 18.000 más que el domingo. Las comunidades cerca de Nhamatanda, a unos 100 kilómetros al noroeste de Beira, van a recibir ayuda pronto, ha asegurado, según informa Reuters.
El retroceso de las aguas está permitiendo al Gobierno centrarse en la reparación de las carreteras dañadas, en particular las que llevan a Beira. La ciudad portuaria, de unos 500.000 habitantes, ha sido una de las más afectadas por el ciclón, que tocó tierra muy cerca de ella el pasado 14 de marzo.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la electricidad ya ha quedado restablecida en algunas zonas, incluido en hospital, si bien la red eléctrica sigue sin estar operativa, lo que ha provocado una fuerte demanda de combustible para los generadores y largas filas en las gasolineras, ya que los camiones cisterna tienen problemas para llegar hasta Beira.
En esta ciudad también se ha constatado una fuerte subida de los precios de los bienes de primera necesidad, como los alimentos. De acuerdo con las primeras evaluaciones, casi el 80% de la infraestructura económica de la ciudad, incluidos almacenes y supermercados han quedado destruidos y con ellos los productos que había en ellos. La caja de tomates, que antes del ciclón costaba unos 500 meticales (7 euros), ahora cuesta entre 2.000 y 2.500.
Unas 58.660 viviendas han quedado afectadas, de las que más de 36.700 han resultado totalmente destruidas. En el caso de Beira, casi dos tercios de las viviendas de la ciudad han sufrido daños en los tejados y el tercio restante ha sufrido fallos estructurales, de acuerdo con las primeras evaluaciones.
Preocupación por el riesgo de cólera
Una de las principales preocupaciones sigue siendo la falta de agua potable ya que, según el Gobierno, hay crecientes informaciones de casos de diarrea aguda acuosa en Beira así como de un aumento en los casos de malaria en Manica, otra de las provincias más afectadas, sin que por ahora haya cifras exactas.
Sebastian Rhodes Stampa, de la OCHA, ha reconocido que los casos de diarrea están aumentando y que se está alerta para detectar cualquier posible brote de cólera. "Es un asesino", ha subrayado, según Reuters, citando esta enfermedad como una de las principales preocupaciones junto con la posibilidad de nuevas inundaciones, si bien parece que los pronósticos meteorológicos son buenos.
"Tras un desastre de esta magnitud, la rapidez, calidad y escala de nuestra respuesta es crítica para detener el riesgo de brotes de enfermedades relacionadas con el agua como el cólera", ha subrayado el secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FICR), Elhadj As Sy.
"A medida que las aguas retroceden, cientos de miles de personas todavía carecen de agua, cobijo y atención sanitaria. Ahora vemos aún con más claridad las consecuencias de este desastre", ha señalado durante un briefing en Ginebra. La FICR ha enviado una unidad de respuesta de emergencia que ofrecerá saneamiento a 20.000 personas y está prevista también la llegada de dos hospitales de campaña.