PESE A LOS PRONÓSTICOS
El partido de la Coalición Liberal-Nacional, en el Gobierno australiano, ha ganado las elecciones legislativas, después de que el opositor líder del Partido Laborista, Bill Shorten, reconociera su derrota en los comicios y dimitiera de su cargo.
El primer ministro del país, Scott Morrison, ha celebrado una victoria que se daba por inalcanzable a principios de esta semana. "Siempre he creído en milagros, y hoy hemos conseguido uno", ha manifestado en su discurso de celebración a la espera del recuento total de los votos.
La victoria de Morrison hace que tenga que forjar un nuevo Gobierno tras la pérdida de pesos pesados como Julie Bishop, Christopher Pyne, Kelly O'Dywer, Michael Keenan y Craig Laundy, que han abandonado la actividad política.
Mientras, el laborista Shorten ha confirmado que había llamado al primer ministro para felicitarle por la victoria "en pro del interés nacional", según ha declarado en comentarios recogidos por el 'Sydney Morning Herald'. "Está claro", ha declarado antes de dimitir como líder del partido, "que los laboristas no serán capaces de formar gobierno".
El laborismo estaba seguro de que en los comicios de este sábado pondría fin a seis años de gobiernos conservadores y de inestabilidad política, pero ha sido el líder laborista el que ha anunciado que dejará su cargo. "Ha sido una campaña dura, incluso tóxica a veces, pero ahora que la contienda ha acabado, todos tenemos la responsabilidad de respetar el resultado, respetar los deseos del pueblo australiano y unir a la nación. Será una tarea para el próximo líder del Partido Laborista", ha remachado.
Australia tiene un sistema de circunscripciones en el que el candidato más votado es el que se lleva el escaño, pero a nivel de voto real también se ha impuesto la Coalición. En concreto, según datos oficiales, ha obtenido 5.194.976 votos, el 50,89 por ciento del total, una vez escrutado el 95,97 por ciento de centros de votación. Los laboristas han logrado 5.013.917 votos, un 49,11%.