Elecciones Francia
La participación en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas es del 59,71% a las 17.00, la más alta en varias décadas.
Francia se encuentra enfrascada ya en la segunda vuelta electoral que promete redefinir su panorama político, independientemente de quién resulte vencedor. La nación está dividida entre el presidente Emmanuel Macron y su partido, una ultraderechista Agrupación Nacional (RN) fortalecida tras la primera vuelta, y una izquierda unida en el Nuevo Frente Popular (NFP). La primera vuelta dejó un mapa político complejo y una alta participación del 67,5%, lo que subraya la importancia de estos comicios para el futuro del país.
La participación en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas de este domingo se situó en el 59,71% a las 17.00 (15.00 GMT), la cifra más alta desde los comicios de 1981, informó el Ministerio del Interi
Antes había votado Éric Ciotti, presidente del partido conservdor Los Republicanos (LR), aunque enfrentado a la cúpula de la formación por su alianza personal con la ultraderecha de Marine Le Pen, votó en la ciudad de Niza (sureste), donde quedó en primer lugar en la primera vuelta para su reelección al escaño que ocupa desde 2008. La anterior primera ministra, Élisabeth Borne, depositó su voto en Vire (Normandía, noroeste) poco después de las 11.00, donde es candidata a renovar su asiento.
La ultraderecha de Marine Le Pen fue la gran triunfadora con un 33,15% de los votos, mientras que la unión de las izquierdas del NFP obtuvo un 27,99% y el partido de Macron se quedó con un 20,04%. Este resultado ya colocó a la RN en una posición favorable, pero también dejó claro que ningún bloque lograría una mayoría absoluta sin alianzas estratégicas.
De los 577 escaños de la Asamblea Nacional, 76 ya fueron adjudicados en la primera vuelta. La RN y sus aliados aseguraron 39 escaños, el NFP consiguió 32 y el macronismo solo 2. Esto deja 501 escaños en juego para la segunda vuelta, donde el candidato que obtenga más votos en su circunscripción ganará el escaño, sin necesidad de alcanzar un porcentaje específico. Este sistema fomenta la competencia directa y ha llevado a un escenario con múltiples duelos, triangulares y hasta cuadrangulares en algunos distritos.
En los casos donde la primera vuelta no definió un claro vencedor, el sistema permite la clasificación para la segunda vuelta a las listas que obtengan al menos un 12,5% de los votos del total de inscritos en una circunscripción. Este domingo, la mayoría de los enfrentamientos serán a dos, pero 89 circunscripciones decidirán entre tres candidatos y dos lo harán entre cuatro. Además, habrá comicios con un solo candidato, como en la segunda circunscripción de Guayana, donde Davy Rimane, de izquierdas, se quedó sin rival tras la retirada de su oponente.
Una de las estrategias más notables de esta campaña ha sido la retirada de más de 200 candidatos, principalmente de la coalición de izquierdas NFP y del macronismo, en un intento de formar un cordón sanitario alrededor del RN. Este movimiento busca evitar la dispersión del voto y limitar el avance de la ultraderecha. Sin embargo, esta táctica también ha tenido un efecto en las proyecciones, reduciendo las posibilidades de una mayoría absoluta para el partido de Le Pen.
Las últimas encuestas sitúan al RN con entre 175 y 205 escaños, al NFP con 145-175, y al macronismo con 118-148. La derecha conservadora, representada por Los Republicanos, podría obtener entre 57 y 67 escaños. Este escenario ha generado un clima de alta tensión y movilización. Jordan Bardella, aspirante del RN a primer ministro, ha lanzado un último llamamiento en redes sociales pidiendo a los franceses: "No os dejéis robar la victoria, no os dejéis intimidar (...) Os llamo a la movilización. Dadme una mayoría absoluta para gobernar y enderezar Francia". Bardella ha insistido en que sin una mayoría absoluta, no intentará formar Gobierno, ya que no podría aplicar su programa.
Independientemente del resultado final, el próximo gobierno francés deberá enfrentar el reto de la gobernabilidad. Si el RN gana sin una mayoría absoluta, se enfrentará a la difícil tarea de formar alianzas con partidos que han hecho campaña en su contra. Por otro lado, si el NFP o el macronismo logran formar un gobierno, necesitarán establecer coaliciones inusuales y potencialmente inestables para garantizar una mayoría en la Asamblea Nacional.
Estas elecciones representan un cambio significativo para Francia, marcando un antes y un después en su panorama político. La posibilidad de un gobierno liderado por la ultraderecha ha generado preocupación y ha movilizado a diversos sectores de la sociedad. Por otro lado, un gobierno de izquierda o macronista enfrentará el reto de construir alianzas y gestionar una Asamblea Nacional fragmentada. Este proceso electoral no solo definirá la composición del Parlamento, sino que también influirá en la dirección política y social del país.
El desenlace de estas elecciones determinará el futuro político de Francia en un momento crítico. Con una segunda vuelta marcada por estrategias de retirada de candidatos y un clima de alta tensión, la importancia de cada voto es más crucial que nunca. Los franceses están ante una encrucijada que podría transformar su nación de maneras profundas y duraderas, con implicaciones que se sentirán mucho más allá de sus fronteras.
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