DOCUMENTOS DESCLASIFICADOS

La CIA tenía conocimiento del uso de armamento químico por parte de Irak en su guerra contra Irán

Documentos desclasificados por la CIA y publicados por la revista 'Foreign Policy' revelan que la agencia conocía en profundidad el uso de armamento químico por parte del Ejército de Irak contra tropas y civiles iraníes durante el conflicto entre ambos países (1980-1988) y que entregó información de Inteligencia sobre movimiento de tropas para decantar la balanza en favor de Bagdad.

El Gobierno estadounidense ha negado en reiteradas ocasiones haber permitido que Irak ejecutara dichos ataques argumentando que el entonces presidente del país, Sadam Hussein, no anunció públicamente su uso.

Pese a estas negativas, el coronel de las Fuerzas Aéreas Rick Francona, actualmente retirado, ha indicado en declaraciones a la revista estadounidense que "los iraquíes nunca dijeron (a Estados Unidos) que pretendieran usar gas nervioso, pero no tenían por qué, ya que era algo que (Washington) ya conocía".

Estos ataques permitieron a Irak desequilibrar los combates y llevar a Irán a la mesa de negociaciones, garantizando así una victoria para la Administración de Ronald Reagan, que se posicionó a favor de Irak desde incluso antes del inicio del conflicto.

En base a los documentos desclasificados y a las entrevistas realizadas a antiguos oficiales estadounidenses como Francona, Estados Unidos tenía pruebas firmes sobre el uso de este tipo de armamento por parte iraquí desde 1983.

En ese momento, el Gobierno iraní denunció en reiteradas ocasiones el uso de este armamento e intentó recopilar información para presentar un informe ante Naciones Unidas, si bien no consiguió las pruebas que implicaran a Irak, algo que tampoco hizo Estados Unidos a pesar de contar con ellas.

El uso de este armamento está prohibido bajo el Protocolo de Ginebra de 1925, que estipula que "los países harán todos los esfuerzos posibles para que otros estados firmen el acuerdo". Pese a que Irak nunca ratificó el protocolo, Estados Unidos lo hizo en 1975.

Los documentos revelan que la CIA reconoció que existía la posibilidad de que Irán no consiguiera pruebas persuasivas sobre el uso de estas armas y argumentó que, en cualquier caso, la Unión Soviética las había usado en Afganistán y no había sufrido repercusiones graves.

Asimismo, muestran que altos cargos estadounidenses fueron informados de forma periódica sobre la escala de los ataques con gas nervioso, lo que implica su complicidad en los mismos. Estos ataques fueron los ataques químicos más mortales de la historia documentados hasta el momento, y Washington cifró el número de muertos entre "cientos" y "miles" en cada uno de los ocho casos registrados.

Altos cargos de la CIA, incluyendo el director de Inteligencia Centra, William J. Casey, amigo personal de Reagan, fueron informados sobre la localización de las plantas de fabricación de estas armas, así como del hecho de que Bagdad intentaba crearlas en grandes cantidades para satisfacer las demandas de su Ejército.

"Con el incremento e intensificación de los ataques aumenta la posibilidad de que las fuerzas iraníes consigan un casco de proyectil con gas mostaza y pruebas de su fabricación iraquí", indicó la CIA en un documento secreto fechado en noviembre de 1983.

"Si los iraquíes producen o consiguen nuevas remesas de gas mostaza lo usarán probablemente contra tropas iraníes y ciudades ubicadas cerca de la frontera", apunta otro de los documentos desclasificados.

La CIA reconoció en sus informes que el uso de agentes nerviosos "podría tener un impacto significativo en las tácticas de oleadas humanas de Irán, forzando a Teherán a abandonar esa estrategia". Dicha táctica, que implicaba el ataque masivo de tropas contra puestos iraquíes, se demostró decisiva en varias batallas.

La agencia manifestó asimismo en marzo de 1984 que Irak había comenzado a usar agentes nerviosos en el frente de Basora y que podría usarlo "en cantidades significativas" de cara a otoño de ese mismo año.

 

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