Preocupación por la baja natalidad
Los bajos salarios y el alto coste de la vida en grandes ciudades como Pekín desaniman a muchas familias a tener un segundo hijo. Un año después de la relajación de la política del hijo único, nacen menos niños que los que el gobierno chino había calculado.
En total, once millones de mujeres chinas podrían intentar tener un segundo hijo, pero muchas reconocen que no tienen ni el tiempo ni el dinero necesarios para cuidar a un bebé.
El gobierno calculó que nacerían dos millones de niños durante el primer año, pero sólo 700.000 familias pidieron el permiso para tener un segundo vástago. Muchos chinos lo explican asegurando que no es sólo una cuestión económica, sino cultural. Hay muchas familias que viven bien con un solo hijo y no se plantean tener más.
Un planteamiento que choca con la necesidad de frenar el envejecimiento de la población china. La escasez de población activa podría frenar el crecimiento económico del país y poner en peligro su sistema de pensiones.
La política sobre natalidad llevada a cabo durante los últimos cuarenta años en China ha evitado el nacimiento de 400 millones de niños.